Capítulo 11

Kathy y Kelly alzaron la vista desde el sofá. Habían estado viendo cintas de vídeo de Barney, pero Mona había puesto la televisión para oír las noticias. Las gemelas tenían miedo de Mona. Hacía un rato Harry se había puesto a gritarle tras recibir una llamada. Estaba furioso con ella por la ropa que Mona les había comprado.

—¿Y qué se supone, que deberían haberse pasado tres días enteros en pijama? —repuso Mona a gritos—. Pues claro que les he comprado ropa, y juguetes y unas cintas de Barney, y por si lo has olvidado la cuna la compré en una empresa de equipamientos médicos. Por cierto, también he comprado cereales, zumo de naranja y fruta. Y ahora cierra el pico y ve a por unas hamburguesas para todos. Estoy harta de cocinar. ¿Estamos?

Luego, justo cuando Harry acababa de llegar con las hamburguesas, las niñas oyeron que el hombre de la tele decía:

—Es posible que recibamos una llamada del secuestrador de las gemelas Frawley.

—Están hablando de nosotras —susurró Kathy.

Las niñas prestaron atención al oír por la televisión la voz de Kelly diciendo: «Queremos ir a casa».

Kathy trató de provocarse el llanto.

—Quiero irme a casa —gimoteó—. Quiero a mi mamá. Estoy malita.

—No entiendo una palabra de lo que dice esa cría —se quejó Harry.

—Yo tampoco las entiendo a veces cuando se ponen a hablar entre ellas —espetó Angie—. Hablan en su lenguaje de gemelos. He leído algo sobre eso. —Y, dicho esto, cambió de tema—. ¿Por qué no les dirá el Flautista dónde tienen que dejar el dinero? ¿A qué espera? ¿Por qué solo dice eso de que «ya recibirán noticias mías»?

—Bert dice que es su manera de minarles la moral. Mañana tiene previsto volver a llamar.

Clint/Harry seguía con la bolsa de McDonald's en la mano.

—Vamos a comernos esto antes de que se enfríe. Hala, niñas, venid a la mesa.

Kelly se levantó de un salto del sofá, pero Kathy se quedó tumbada y se hizo un ovillo.

—No quiero comer. Estoy malita.

Angie se acercó corriendo al sofá y tocó la frente de Kathy.

—Esta niña tiene fiebre. —Angie miró a Clint—. Acábate la hamburguesa rápido y ve a por una caja de aspirinas infantiles. Solo nos faltaba que una de ellas coja una pulmonía.

Angie se inclinó sobre el rostro de Kathy.

—Vamos, cielo, no llores. Mona va a cuidar de ti, ya verás. Mona te quiere. —Angie miró airada hacia la mesa, donde Kelly había comenzado a comerse su hamburguesa, y luego besó la mejilla de Kathy—. Mona te quiere más a ti, Kathy. Tú eres más guapa que tu hermana. Eres la niñita de Mona, mi muñequita, ¿a que sí?