Silver Kane, escritor de géneros

Por Manuel Blanco Chivite

La última vez que hablé con Francisco González Ledesma fue, si no me equivoco, en el barrio de Gracia de Barcelona, a principios del verano de 2005. Hablarlos de literatura de quiosco y de la posibilidad de recuperar algunos de los centenares de relatos que vieron la luz, a ritmo extenuante, en las emblemáticas y estupendas colecciones de bolsilibro de Bruguera. Se trataba, en definitiva, de repasar, releer y en no pocos casos leer por primera vez una amplia muestra de la obra de Silver Kane y hacer una selección, sin duda un tanto subjetiva, de lo que podría considerarse «lo mejor», sobre todo en el terreno del policial. Ni corto ni perezoso y con la ayuda de algunas indicaciones del autor, me puse a la tarea, aún antes de tener asegurada la eventual edición del proyecto. De ahí que, cuando pasado algo más de un año, David Panadero estableció formalmente tal posibilidad en La Factoría de Ideas, las novelas no sólo estaban seleccionadas sino que llenaban un par de cajones. Así que hubo que ir afinando y afinando, siempre según criterios que, por personales, pueden ser discutibles, hasta llegar a consensuar las cuatro novelas que hoy ofrecemos al público. Cuatro que bien podrían ser cuarenta, pues la inmensa obra de Silver Kane da para eso y más. En sus manos, pues, estimado lector, no «lo mejor» de Silver Kane, pero sí, como suele decirse, un botón de muestra de lo mejor.

Francisco González Ledesma nació en 1927 en el barrio barcelonés de Poble Sec, vecino de Joan Manuel Serrat. Fue hijo de una familia republicana que, tras la guerra civil, se vio represaliada.

Según él mismo ha contado, su vocación de escritor surgió a los catorce años. A los veinte estaba ya en la editorial Bruguera, a la que se incorporó de la mano de su tío Rafael González, que había conocido los campos de concentración. Probablemente era el cerebro más creativo de la casa. Poco después, su primera novela, Sombras viejas, fue galardonada con el Premio Internacional José Janés en 1948, pese a lo cual, la censura no permitió su publicación. En el jurado estaba uno de los autores más famosos y cosmopolitas del momento, William Somerset Maugham, quien, curiosamente, escribiría respecto al género policial que, tras Raymond Chandler, la novela policíaca estaba acabada, ya que nadie lograría superarle. No sé, ni me importa, si Chandler ha sido o no superado, lo que me alegra es que el género tenía y sigue teniendo cuerda para rato. Aquel joven Ledesma no iba a tardar en demostrarlo con creces.

En Bruguera se inició nuestro autor como guionista de los tebeos del Inspector Dan y del Doctor Niebla. Hasta que el propio Francisco Bruguera le propuso escribir novelas del oeste. Así nació Silver Kane, el escritor dentro del escritor. Pensaba escribir durante unos años, sin embargo aquella labor de locos, escribiendo a razón de novela semanal o incluso más, se prolongó durante más de quince años. Como el propio Ledesma ha declarado en más de una ocasión: «Fue el aprendizaje del perro como novelista. Esto de hacer ochenta folios que atraigan desde el primer momento…»

De entrada cobraba 1.500 pesetas por relato del oeste o policíaco, que se pagaban en dos plazos. Hasta 1953. Después, fue subiendo el precio hasta cobrar 14.000 pesetas por libro. En Bruguera quienes más cobraban eran Marcial Lafuente Estefanía y Silver Kane y quien llegó a la cotización máxima, Corín Tellado.

Durante muchos años no se cobraron las reediciones que, por cierto, eran bastante frecuentes. De hecho tengo en mi biblioteca no pocos títulos de diversos autores, en sus diferentes ediciones a lo largo de los años. Ya en los sesenta, la reedición se pagaba a cinco mil o seis mil pesetas.

Los relatos del oeste de Silver Kane se publicaron en prácticamente todas las colecciones de Bruguera: Bisonte, Búfalo, Salvaje Texas, Kansas, Ases del Oeste, Bisonte serie Azul, Héroes de la Pradera… En los años ochenta y noventa muchos de sus títulos se reeditaron en Ediciones B, a razón de 23.000 pesetas por título, y en Astri, editorial que dedicó una colección en exclusiva a sus relatos del Oeste.

Señalemos, aunque sea tangencialmente, que los bolsilibros del oeste españoles han sido objeto, entre otros, de un estudio académico por parte de Santiago Díaz Lage en un artículo del Boletín Galego de Literatura, del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Santiago de Compostela (Primer semestre, año 2000), titulado «Noventa e seis páxinas: a novela de vaqueiros como xénero paraliterario». El estudio se realizó en base sobre todo a textos de M. L. Estefanía, Silver Kane y Keith Luger.

Los relatos policiales de Silver Kane vieron la luz a partir de los primeros años cincuenta en la colección Servicio Secreto y, posteriormente, en Punto Rojo, siempre, claro está, en Bruguera.

En 1973 aparece la colección Selección Terror, que contó igualmente con numerosas aportaciones de Silver Kane que merecerían también una recuperación, al igual que no pocos de sus relatos de ciencia ficción, publicados en la colección La Conquista del Espacio, aparecida en 1971.

A modo de curiosidad hacemos notar que Bruguera se oponía a que en sus colecciones los autores repitiesen protagonista. No obstante, este principio se alteró en alguna ocasión. Así, Silver Kane, en 1966 creó el personaje Clive Murdock, un agente del FBI cuyas aventuras se prolongaron en una docena al menos de novelas. La primera lleva por título Protagonista, Clive. La serie es de lo más interesante en la obra del autor.

Igualmente colaboró en la colección DANS, Enviado Secreto EO-004, de formato algo mayor que el clásico bolsilibro y mayor precio, diez pesetas, junto a otros tres autores de la casa: Frank Caudet (Francisco Caudet), Clark Carrados (Luis García Lecha, funcionario de prisiones) y Burton Hare (José María Lliró). Cada autor aportó un protagonista y una serie de aventuras a la colección. Silver Kane nos obsequió con las de Johnny Klem, personaje con el que consiguió algunos excepcionales relatos como Las mujeres lobo (a esta novela corresponde la frase: «Si la guerra no es un negocio, no tiene sentido», reflexión que nos aclara que todas las guerras, en efecto, tienen sentido) o La isla de los siete espíritus.

Otro apartado que merece citarse en su obra son las novelas dedicadas a temas de actualidad política en el momento de su redacción: la guerra de Argelia aparece en varias aportaciones a Servicio Secreto (por ejemplo, O.A.S. y Saludos para el ahorcado) o la guerra de independencia del Congo, en Congo, hora cero, novela por cierto que supera las 250 páginas, mientras la paginación normal oscilaba entre las 94 y las 120.

Sobre Congo, hora cero ha escrito el especialista Frank G. Rubio en la revista Prótesis: «Acción a raudales y personajes eficaces trazados con breves pinceladas… El suspense no desciende en ningún momento de la obra…».

Si fuésemos a resumir las características de Silver Kane como escritor podríamos destacar:

1. Estilo correcto, una prosa eficaz y funcional, adaptada al objetivo de entretener y apasionar por la lectura.

2. Imaginación y capacidad de inventiva.

3. Estructura y composición narrativa impecables.

4. Escenarios múltiples perfectamente documentados y en muchas ocasiones bien conocidos por el autor: Estados Unidos, Francia —uno de sus países favoritos—, Italia, Inglaterra, Argelia, Egipto, diversos países asiáticos…

Las novelas que presentamos

Para terminar diremos algo de las cuatro novelas que el lector tiene en sus manos.

La más antigua, de julio de 1957, es Recuérdame al morir y es una auténtica curiosidad, ya que el protagonista es el propio Silver Kane, escritor de novelas del oeste y policíacas que se ve envuelto en un trepidante y endemoniado caso, que él mismo convierte en novela. Acción, humor y complicidad con el lector.

Yo el asesino, la historia brutal de un agente de operaciones encubiertas; el asesinato de estado como método de gobierno; brutalidad policial y violencia despiadada… Quizás más verosímil, en el fondo, de lo que una lectura superficial pueda sugerir.

Millones de lucecitas transcurre en Paris y una frase inquietante nos da la medida de lo que vamos a ver: «Las cosas naturales están llenas de horror». Nada más natural que el matrimonio, por ejemplo, y suficiente para que surja el horror. Suspense e inquietud rayana en el terror conseguidos con una economía de medios y un muy limitado número de personajes. Un texto ejemplar.

El asesino de las doce en punto. En un centro de drogadictos Stirling oye hablar a una mujer «que acaba de entrar en el reino de los muertos». Sorpresas, notas de terror y la hora de los crímenes, las doce en punto.

Pues bien, y ahora terminamos de verdad con otra nota de interés. Francisco González Ledesma fue el tercer autor policial que recibió el Premio Planeta, en 1984 con Crónica sentimental en rojo. Los anteriores fueron Juan José Mira, en 1952, y Manuel Vázquez Montalbán en 1979. De los tres, los dos primeros premiados, pertenecían al PSUC y el tercero, como dijimos al principio, a familia republicana. Pero claro, esto ya es otra historia, la de Francisco González Ledesma, y nosotros hemos querido hablar sobre todo de Silver Kane, autor que merece sin duda muchas más páginas de las que aquí le dedicamos.

Todos los personajes y entidades privadas que aparecen en esta novela, así como las situaciones de la misma, son fruto exclusivamente de la imaginación del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes, entidades o hechos pasados o actuales, será simple coincidencia.