Se nota la creciente aprensión nerviosa de los habitantes de Spring Lake.
La policía se lo ha tomado en serio. Patrulla las calles con frecuencia cada vez mayor.
Apenas se ve a una mujer paseando sola, ni siquiera a plena luz del día. Los periódicos publican titulares cada vez más sensacionalistas, en su prisa por satisfacer la curiosidad frenética de sus lectores.
«El asesino en serie reencarnado de Spring Lake» se ha convertido en una noticia de resonancia nacional, incluso internacional.
Los talk-shows compiten entre sí por presentar diferentes opiniones sobre la regresión y la reencarnación.
Esta mañana, en «Good Morning, America», otro importante erudito sobre el tema ha explicado que, si bien mucha gente cree que la reencarnación les ofrece incontables oportunidades de vivir sin cesar, otros la consideran una carga abrumadora.
Los hindúes, señaló el erudito, están absolutamente seguros de que se reencarnarán. Desean con desesperación romper el ciclo de nacimiento y renacimiento, con el fin de detener el proceso. Anhelan soportar severas pruebas auto-infligidas y las prácticas espirituales más exigentes para lograr la liberación.
¿Quiero liberarme?
Dentro de dos días mi misión habrá terminado. Volveré de nuevo a un estado normal y pasaré el resto de mi vida en paz y tranquilidad.
Pero seguiré escribiendo un recuento detallado de todo lo ocurrido, en el cual, como en cualquier otro diario, quedará claro el quién, el qué, el porqué y el cuándo.
Tal vez algún día un chico de catorce años vuelva a encontrar el diario, los dos diarios, y quiera revivir el ciclo.
Cuando eso suceda, sabré que he regresado a Spring Lake por tercera vez.