Eran casi las cuatro cuando Nick la dejó en su casa. La acompañó hasta el porche y esperó a que encajara la llave en la cerradura.
—¿Tienes un buen sistema de alarma? —preguntó.
—Buenísimo. Y mañana un viejo amigo de Albany instalará cámaras de seguridad.
Nick enarcó las cejas.
—Después de lo de tu acosador de Albany, no me extraña que las instales.
Emily abrió la puerta. Lo vieron al mismo tiempo. Había un sobre en el suelo del vestíbulo.
—Parece que alguien te ha dejado una nota —dijo Nick mientras se agachaba para recogerlo.
—Cógelo por una esquina. Tal vez haya huellas dactilares. —Emily no reconoció su propia voz. Había surgido de sus labios como un susurro estrangulado.
Nick la miró fijamente y obedeció. Cuando se incorporó, el sobre se abrió y una fotografía cayó al suelo. Era de Emily en la iglesia, durante la misa.
Había tres palabras garabateadas en la parte inferior: Reza por ti.
Tengo grandes deseos de emprender la actividad que tendrá lugar más tarde.
Me alegra mucho haber cambiado de opinión y haber enviado a Emily Graham mi mensaje.
Como ya esperaba, hay preguntas acerca del pañuelo, pero nadie podrá demostrar quién lo robó aquella noche.
Martha lo admiraba. Le oí decir a Rachel que era muy bonito. Recuerdo que en aquel momento cruzó por mi cabeza la idea de que Martha había elegido el instrumento de su muerte.
Al fin y al cabo, un pañuelo, pensé, no se diferencia mucho del cinturón que estranguló a Madeline.
Al menos, ya no tengo por qué preocuparme de la psicóloga. Ni siquiera ha de inquietarme que logren reconstruir los archivos del ordenador.
Cuando fui a la consulta de la doctora Madden, fue por la noche, y la recepcionista no estaba, de manera que nadie me vio.
Además, el nombre y la dirección que di no les darán la menor pista.
Porque jamás comprenderán que somos uno.
Solo existe una persona que, si supiera el nombre y la dirección, empezaría a sospechar, pero da igual.
Porque tampoco tengo temores por ese lado. Emily Graham morirá el sábado. Dormirá con Ellen Swain.
Y después pasaré el resto de mi vida como antes, como un honorable y respetable ciudadano de Spring Lake.