27 de noviembre

Todo se está complicando. Están sucediendo cosas horribles. Por las noches me despierto gritando. Sueño con una mujer con la cabeza de una vaca. Sus ojos me miran con fijeza. En realidad, con una tristeza conmovedora. Para colmo, he tenido una pequeña conversación de «hombre a hombre» con mi tío. Me hizo jurarle que no tomaba drogas. No, le dije, no tomo drogas, te lo juro. ¿Nada de nada?, dijo mi tío. ¿Eso qué quiere decir?, dije yo. ¡Cómo que qué quiere decir!, rugió él. Pues eso, ¿qué quiere decir?, sé un poco más preciso, por favor, dije yo encogiéndome como un caracol. Por la noche telefoneé a María. No estaba, pero hablé un rato con Angélica. ¿Cómo estás?, me dijo. La verdad es que no muy bien, dije yo, en realidad bastante mal. ¿Estás enfermo?, dijo Angélica. No, nervioso. Yo tampoco estoy muy bien, dijo Angélica, apenas duermo. Me hubiera gustado preguntarle más cosas, de ex virgen a ex virgen, pero no lo hice.