Tras decidir no encender las luces giratorias del coche patrulla ni conectar las sirenas, que podrían alertar a Richard Walker, si es que estaba en la mansión de los Carrington, el oficial Steven Hausenstock detuvo el coche frente a la puerta para hablar con el guardia.
—¿Sabe si Richard Walker está en la finca? —preguntó.
—Llegó a eso de las cinco —contestó el guardia—. Sigue dentro. A veces se queda a dormir en casa de su madre.
—¿Quién más hay?
—El ayudante del señor Carrington, el señor Slater, se fue hace una media hora, pero ha vuelto hace muy poco.
—Muy bien. Tengo que ver a la señora Carrington.
—Vaya a la puerta delantera y llame al timbre. Si no le responde, el guardia que está vigilando esa zona tiene una llave y le dejará entrar.
El policía condujo hasta la parte delantera de la casa. Vio que las únicas luces encendidas en el edificio estaban en el segundo piso.
—¿Está en casa la señora Carrington? —preguntó al vigilante.
—Sí. Esta noche ha tenido invitados. Se fueron todos hace una media hora.
—¿Quién vino? —preguntó Hausenstock.
—La señora Elaine Carrington, su hijo Richard Walker, y Vincent Slater. El señor Slater acaba de volver y se ha dirigido a la parte de atrás de la casa, donde está su despacho. Suele entrar por ahí.
—¿Dónde fue Richard Walker cuando se marchó?
—Se fue andando con su madre hacia su casa —dijo el guardia al tiempo que señalaba en aquella dirección—. Aún debe de estar allí, porque no le he visto irse. Tiene el coche aparcado fuera de la mansión.
El oficial Hausenstock cogió la radio de su coche.
—Richard Walker está dentro —dijo—. El guardia lo vio hace una media hora ir con su madre a la casa de ésta, que se encuentra en la finca. Enviad refuerzos, pero prescindid de las sirenas y de las luces. Con suerte aún no me habrá visto. —Sin dejar el intercomunicador de la radio, preguntó al guardia—: ¿Desde el despacho de Slater se puede acceder al interior de la casa?
—Sí —respondió el vigilante.
Mientras caminaba, el policía siguió hablando por radio.
—Me dirijo a la parte trasera de la casa para ver si el ayudante de Carrington, un tal Slater, está allí. Si está, entraré por esa puerta y echaré un vistazo. No quiero llamar al timbre por si Walker se ha colado en la casa sin que el guardia apostado fuera le viera.
El oficial Hausenstock volvió a dirigirse al vigilante.
—Richard Walker puede ser peligroso, y quizás esté armado. Pronto llegarán más policías. Si ve a Walker, evite cualquier contacto con él y alerte a los policías en cuanto lleguen. Es posible que intente huir. Dígale a su compañero lo que está pasando y asegúrese de que cierra la puerta en cuanto entren los otros coches patrulla.