Apéndice

Los supuestos grandes maestres de la Prieuré de Sion

JEAN de Gisors. Según los «documentos Prieuré», Jean de Gisors fue el primer Gran maestre independiente de Sion, asumiendo su cargo tras la «tala del olmo» y la separación de los caballeros templarios en 1188. Nació en 1133 y murió en 1220. Fue cuando menos señor nominal de la fortaleza de Gisors, en Normandía, donde tradicionalmente se convocaban las reuniones entre los reyes de Inglaterra y Francia y donde, en 1188, se produjo una curiosa disputa que trajo aparejada la tala de un olmo. Hasta 1193 Jean fue vasallo del rey de Inglaterra: primero de Enrique II y luego de Ricardo I. También tenía propiedades en Inglaterra: en Sussex, y el «manor» de Titchfield, en Hampshire. Según los «documentos Prieuré», conoció a Tomás Becket en 1169. No se conserva ningún testimonio independiente de dicho encuentro, pero Becket estaba en Gisors en 1169 y por fuerza tendría algún contacto con el señor de la fortaleza.

MARIE DE Saint-Clair. Encontrar información sobre Marie de Saint-Clair fue aún más difícil que reunir datos sobre Jean de Gisors. Nacida alrededor de 1192, era descendiente de Henri de Sant-Clair, barón de Rosslyn, en Escocia, el cual acompañó a Godofredo de Bouillon en la primera cruzada. Rosslyn estaba situada no lejos de la principal preceptoría templaría de Escocia, y Rosslyn Chapel, edificada en el siglo XV, quedó envuelta en leyendas de la Rose-Croix y la francmasonería. La abuela de Marie de Saint-Clair entró por matrimonio en la familia francesa Chaumont, cosa que también hizo Jean de Gisors. Las genealogías de los Chaumont, los Gisors y, los Saint-Clair quedaron así estrechamente vinculadas. Hay algunas pruebas de que, en realidad, Marie de Saint-Clair era la segunda esposa de Jean de Gisors, pero no pudimos confirmar este extremo de manera definitiva. Según las genealogías que aparecen en los «documentos Prieuré», la madre de Marie era una tal Isabel Lewis. Este apellido, que parece de origen judaico, es frecuente en el Languedoc, donde había asentamientos judíos que databan de antes de la época cristiana.

GuiLLAUME DE Gisors. Guillaume de Gisors, nieto de Jean de Gisors, nació en 1219. Ya habíamos encontrado su nombre en relación con la cabeza misteriosa que se halló en la preceptoría parisiense de los templarios después de las detenciones de 1307. Aparte de esto, sin embargo, sólo encontramos una mención externa de él, en una escritura fechada en 1244 que dice que era un caballero. Según las genealogías de los «documentos Prieuré», su hermana casó con un tal Jean des Plantard. Los «documentos Prieuré» manifiestan también que Guillaume fue iniciado en la Orden del Barco y la Doble Media Luna en 1269. Esta orden la creó Luis IX (san Luis) para los caballeros que le acompañaron en la malhadada sexta cruzada. Si Guillaume de Gisors fue miembro de ella, debió de estar con san Luis durante la campaña de éste en Egipto.

EDOUARD de Bar. Nacido en 1302, Edouard, conde de Bar, era nieto de Eduardo I de Inglaterra y sobrino de Eduardo II. Descendía de una familia que había sido influyente en las Ardenas desde la época de los merovingios y es casi seguro que estaba relacionado con la dinastía merovingia. La hija de Edouard, al casarse, entró en la casa de Lorena y a partir de dicho momento las genealogías de Bar y de Lorena aparecen estrechamente entremezcladas.

En 1308, a la edad de seis años (!), Edouard acompañó al duque de Lorena al campo de batalla, cayó prisionero y no fue rescatado hasta 1314. Al llegar a la mayoría de edad, compro el señorío de Stenay a uno de sus tíos, Jean de Bar. En 1324 se alió en operaciones militares con Ferry de Lorena y Jean de Luxemburgo; y parece que la casa de Luxemburgo, al igual que la de Lorena, llevaba en sus venas sangre merovingia. En 1336 Edouard murió en un naufragio ante la costa de Chipre.

Ninguna fuente independiente pudo proporcionarnos un vínculo entre Edouard de Bar y Guillaume de Gisors. Según las genealogías de los «documentos Prieuré», sin embargo, Edouard era resobrino de la esposa de Guillaume, Iolande de Bar. Si bien no pudimos confirmar esta afiliación, tampoco encontramos nada que la contradijese.

Si, como afirman los «documentos Prieuré», Edouard ocupó el cargo de Gran maestre de Sion en 1307, lo haría a la edad de cinco años. Esto no es necesariamente improbable si fue capturado en el campo de batalla cuando sólo contaba seis años de edad. Hasta que Edouard alcanzó la mayoría de edad, el condado de Bar fue gobernado por su tío, Jean de Bar, que hizo las veces de regente. Es posible que Jean actuase en calidad de «Gran maestre regente» también. Pero no se le encuentra ningún sentido a la elección de un chico de cinco años para el cargo de Prieuré de Sion, a menos que este cargo estuviera vinculado de algún modo a la herencia o a la descendencia de sangre.

JEANNE DE Bar. Jeanne de Bar nació en 1295 y era hija mayor de Edouard. Era, pues, nieta de Eduardo I de Inglaterra y sobrina de Eduardo II. En 1310, a la edad de quince años, contrajo matrimonio con el conde de Warren, Surrey, Sussex y Strathern y se divorció de él al cabo de unos cinco años, después de que él fuera excomulgado por adulterio. A pesar de ello, Jeanne continuó viviendo en Inglaterra y, aunque no pudimos encontrar ningún testimonio detallado de sus actividades, parece ser que disfrutó de unas relaciones cordialísimas con el trono inglés. También parece que gozo de excelentes relaciones con el rey de Francia, que en 1345 la invitó a volver al continente, donde se convirtió en regente del condado de Bar En 1353 —a pesar de la guerra de los Cien Años y de la hostilidad consiguiente entre Inglaterra y Francia— Jeanne volvió a Inglaterra. Cuando el monarca francés fue hecho prisionero en la batalla de Poitiers, en 1356, y encarcelado en Londres, Jeanne recibió permiso para «consolarlo» y cuidarlo. Se dice que durante el subsiguiente encarcelamiento prolongado del rey francés Jeanne fue su amante, aunque a la sazón ambos eran de edad avanzada. Murió en Londres en 1361.

Según los «documentos Prieuré», Jeanne de Bar presidió la Prieuré de Sion hasta 1351, es decir, hasta diez años antes de su muerte. Parece, pues, que fue la única figura de la lista de grandes maestres que dimitió, abdicó o fue depuesta de su cargo.

Jean DE Saint-Clair. Nuestras investigaciones no encontraron virtualmente ningún dato sobre Jean de Saint-Clair, que, al parecer, fue una figura en verdad insignificante. Nació alrededor de 1329 y era descendiente de las casas francesas Caumont, Gisors y Saint-Clair-sur-Epte. Según las genealogías de los «documentos Prieuré», su abuelo estaba casado con la tía de Jeanne de Bar. Esta relación es ciertamente tenue. A pesar de ello, induce a pensar que el cargo de Gran maestre de Sion todavía circulaba exclusivamente dentro de una red de familias relacionadas entre sí.

Blanche de Evreux. Blanche de Evreux era en realidad Blanca de Navarra, hija del rey de Navarra. Nació en 1332. De su padre heredó los condados de Longueville y Evreux, ambos inmediatamente contiguos a Gisors; y en 1359 se convirtió en condesa de Gisors también. Diez años antes se había casado con Felipe VI, rey de Francia, a través del cual es casi seguro que conocería a Jeanne de Bar. Pasó gran parte de su vida en el castillo de Neuphle, cerca de Gisors, donde murió en 1398.

Según numerosas leyendas, Blanche estaba inmersa en estudios y experimentos alquímicos; y la tradición habla de laboratorios en algunos de sus castillos. Se dice que poseía una obra alquímica de valor incalculable que había sido producida en el Languedoc durante el siglo XIV, pero que estaba basada en un manuscrito que databa de los últimos días de la dinastía merovingia, setecientos años antes. También se rumorea que protegía a Nicolás Flamel.

Nicolás Flamel. El nombre de Flamel es el primero de la lista de grandes maestres que no está afiliado por sangre con las genealogías de los «documentos Prieuré»; y con él parece que el cargo de Gran maestre de Sion dejó de ser exclusivamente una sinecura familiar. Flamel nació alrededor de 1330 y durante un tiempo trabajó de escribiente o copista en París. En virtud de su ocupación, pasaron por sus manos muchos libros raros y adquirió destreza en la pintura, la poesía, las matemáticas y la arquitectura. También se interesó por la alquimia y el pensamiento cabalístico y hermético.

Alrededor de 1361 Flamel, según su propia crónica, encontró casualmente el texto alquímico que iba a transformar su vida. Su título completo es tan intrigante como interesante: El sagrado libro de Abraam el judío, príncipe, sacerdote, levita, astrólogo y filósofo de aquella tribu de judíos que por la ira de Dios fueron dispersados entre los galos. Más adelante esta obra llegó a ser una de las más famosas de la tradición esotérica occidental. Se dice que el original fue depositado en la biblioteca del Arsenal de París. Sucesivas generaciones de aspirantes a adeptos han estudiado asidua, religiosa y, al parecer, vanamente reproducciones del mismo.

Según su propia crónica, Flamel estudió el libro, sin obtener mejores resultados que los demás, durante veintiún años. Finalmente, en un viaje a España que hizo en 1382, dijo haber encontrado a un judío converso en León que le elucidó el texto. Al volver a París, aplicó lo que había aprendido y, según se dice, efectuó su primera transmutación alquímica afortunada el mediodía del 17 de enero, fecha que se repite de modo persistente en relación con Sauniére y Rennes-le-Château.

Tanto si la crónica de Flamel es correcta como si no, lo cierto es que amasó una fortuna fenomenal. Hacia el final de sus días, sólo en París poseía más de treinta casas y terrenos. Al mismo tiempo, sin embargo, parece ser que era un hombre modesto que no gozaba con el poder y que destinaba gran parte de su riqueza a las buenas obras. En 1413 ya había fundado y dotado catorce hospitales, siete iglesias y tres capillas en París, así como un número comparable en Boulogne: el antiguo condado del padre de Godofredo de Bouillon. Este altruismo, quizá todavía más que su éxito deslumbrante, le granjeó las simpatías de la posteridad. En el siglo XVIII todavía era venerado por hombres como sir Isaac Newton, que hizo el esfuerzo de leerse todas sus obras, las anotó copiosamente e incluso copió algunas a mano.

Rene de Anjou. No descubrimos ningún testimonio de contactos entre Flamel y Rene de Anjou. Al mismo tiempo, sin embargo, el propio Rene nos dio suficiente material para reflexionar. Aunque hoy día es poco conocido, fue una de las figuras más importantes de los años que precedieron inmediatamente al Renacimiento. Nacido en 1408, en el curso de su vida ostentó un asombroso número de títulos. Entre los más importantes estaban el de conde de Bar, conde de Provenza, conde del Piamonte, conde de Guisa, duque de Calabria, duque de Anjou, duque de Lorena, rey de Hungría, rey de Nápoles y Sicilia, rey de Aragón, Valencia, Mallorca y Cerdeña. Y, quizás el más resonante de todos ellos, rey de Jerusalén. Esta última categoría era, por supuesto, puramente titular. Sin embargo, haría pensar en una continuidad que se remontaba a Godofredo de Bouillon y era reconocida por otros potentados europeos. En 1445 una de sus hijas casó con Enrique VI de Inglaterra y se convirtió en una figura prominente en la guerra de las Dos Rosa.

Según los «documentos Prieuré», Rene pasó a ser Gran maestre de Sion en 1418, a la edad de diez años, y su tío, Luis, cardenal de Bar, ejerció, según se dijo, la «regencia de Gran maestre» hasta 1428. Nuestras pesquisas revelaron que Rene fue iniciado en una orden de alguna clase en 1418 —l’Ordre du Lévrier Blanc («Lebrel Blanco»)—, pero no encontramos más información importante sobre la misma. Ciertamente, podía tratarse de Sion bajo otro nombre.

En algún momento situado entre 1420 y 1422 el cardenal de Lorena creó otra orden, l’Ordre de la Fidélité, y Rene fue uno de los primeros miembros de la misma. En 1448 Rene fundó su propia orden, la orden de la Media Luna. El mismo Rene dijo que la orden de la Media Luna era una versión rediviva de la antigua orden del Barco y de la Doble Media Luna, a la que un siglo y medio antes perteneciera Guillaume de Gisors. Entre los primeros caballeros de la Media Luna se contaban Francesco Sforza, duque de Milán y padre del patrón de Leonardo da Vinci; el conde de Lénoncourt, cuyo descendiente, según los «documentos Prieuré», recopiló las genealogías de los Dossiers Secrets; y un tal Ferri, señor del importante feudo lorenés que databa de la época merovingia y que se llamaba Sion-Vaudémont. Con estos individuos pretendía Rene dar respuesta, por así decirlo, a la orden inglesa de la Jarretera y a la orden del Vellocino de Oro en Borgoña. Pero, por razones que siguen sin estar claras, la orden de la Media Luna incurrió en la desaprobación de la Iglesia y fue suprimida por el papa.

Es de Rene de Anjou de quien en esencia se deriva la moderna cruz de Lorena, símbolos de las fuerzas de la Francia Libre durante la segunda guerra mundial. Al convertirse en duque de Lorena, adoptó como divisa personal la cruz que ahora conocemos, con sus dos barras horizontales.

IOLANDE DE Bar. Nacida alrededor de 1428, Iolande de Bar era hija de Rene de Anjou. En 1445 contrajo matrimonio con Ferri, señor de Sion-Vaudémont y uno de los primeros caballeros de la orden de la Media Luna que fundara Rene. Tras la muerte de Ferri, Iolande pasó la mayor parte de su vida en Sion-Vaudémont, que, bajo sus auspicios, dejó de ser centro de peregrinaciones locales para convertirse en lugar sagrado para toda Lorena. En un remoto pasado pagano el lugar ya había gozado de tal categoría y más adelante se encontró en él una estatua de Rosemerthe, antigua Diosa Madre galo teutónica. Incluso en los primeros tiempos del cristianismo el lugar era considerado como sagrado, aunque a la sazón se llamaba Mount Semita, lo cual hacía pensar en algo más judaico que cristiano. Durante la era merovingia se erigió en él una estatua de la virgen y en 1070 el conde que gobernaba Vaudémont se había proclamado públicamente «vasallo de la reina del cielo». La virgen de Sion fue declarada oficialmente «soberana del condado de Vaudémont», cada mes de mayo se celebraban fiestas en su honor y era reconocida como protectora de toda Lorena. Encontramos un documento que databa de 1300 y que pertenece a una especie de cofradía caballeresca con base en las montañas, la cofradía de los Chevaliers de Sion, cuyo origen, según se decía, se remontaba[1] a la antigua abadía de monte Sion, en las afueras de Jerusalén. Con todo, parece ser que en el siglo XV Sion-Vaudémont ya había perdido parte de su importancia. Iolande de Bar le devolvió parte de su gloria de antaño.

Posteriormente, el hijo de Iolande, Rene, se convirtió en duque de Lorena. Siguiendo instrucciones de sus padres, fue educado en Florencia, por lo que estaba bien versado en la tradición y la orientación esotéricas de las academias. Su preceptor fue Georges Antoine Vespucci, uno de los principales patronos y protectores de Botticelli.

SANDRO FlLIPEPI. Más conocido por Botticelli, Sandro Filipepi nació en 1444. Con la excepción de Nicolás Flamel, su nombre es el primero de la lista de supuestos grandes maestres de Sion que no está directamente afiliado con las familias cuyas genealogías figuran en los «documentos Prieuré». Al mismo tiempo, no obstante, parece ser que gozó de una relación estrechísima con algunas de las citadas familias. Entre sus patronos estaban los Medici, los Este, los Gonzaga y los Vespucci, de los últimos de los cuales había salido el preceptor del hijo de Iolande de Bar, el futuro duque de Lorena. El propio Botticelli estudió bajo Filippo Lippi y Mantegna, que habían sido protegidos por Rene de Anjou. También estudió bajo Verrocchio, alquimista y exponente del pensamiento hermético entre cuyos alumnos se encontraba Leonardo da Vinci.

Al igual que la mayoría de la gente, al principio no relacionamos a Botticelli con el «ocultismo» y lo esotérico. Pero recientes estudiosos del Renacimiento —Edgar Wind, por ejemplo, y Francés Yates— han argüido efectivamente que había en él una predisposición a lo esotérico, de manera que nos dejamos convencer por sus persuasivas conclusiones. Parece ser que Botticelli era un «esoterista» y la mayor parte de su obra refleja una encarnación de principios esotéricos. Se atribuye a Botticelli o a su preceptor, Mantegna, una de las barajas de naipes del Tarot más antiguas que se conocen. Y el famoso cuadro «Primavera» es, entre otras muchas cosas, una ampliación del tema de la Arcadia y de la «corriente subterránea» esotérica.

LEONARDO DA Vinci. Nacido en 1452, Leonardo conocía bien a Botticelli, en gran parte porque ambos habían trabajado en calidad de aprendices para Verrocchio. Al igual que Botticelli, Leonardo fue protegido por los Medici, los Este y los Gonzaga. También lo fue por Ludovico Sforza, hijo de Francesco Sforza, uno de los amigos más íntimos de Rene de Anjou y miembro original de la orden de la Media Luna.

Los intereses y la orientación esotéricos de Leonardo, al igual que los de Botticelli, ya han quedado bien demostrados. Francés Yates, en una conversación que sostuvo con uno de nuestros investigadores, le calificó de «rosacruz» primitivo. Pero en el caso de Leonardo parece que lo esotérico va todavía más lejos que en el de Botticelli. Hasta Vasari, su biógrafo y contemporáneo, dijo de él que tenía «una mentalidad herética». Aún no está claro en qué consistía exactamente su herejía. Sin embargo, durante los últimos años ciertas autoridades le han atribuido una antigua creencia herética según la cual Jesús tenía un hermano gemelo. Ciertamente, hay pruebas de ello: en un bosquejo titulado «La virgen con san Juan Bautista y santa Ana», y en la famosa «Última Cena», donde hay, de hecho, dos Cristos virtualmente idénticos. Pero no hay ninguna indicación de si la doctrina del hermano gemelo de Jesús hay que tomársela en sentido literal o simbólico.

Entre 1515 y 1517 Leonardo, en calidad de ingeniero militar, estuvo agregado al ejército de Charles de Montpensier y de Borbón, condestable de Francia, virrey del Languedoc y de Milán. En 1518 se instaló en el castillo de Cloux y, según parece, volvió a estar cerca del condestable, en Amboise, no lejos de allí.

Condestable de Borbón. Charles de Montpensier y de Borbón, duque de Chátellerault, condestable de Francia, fue probablemente el señor más poderoso de Francia a principios del siglo XVI. Nacido en 1490, era hijo de Claire de Gonzaga y su hermana contrajo matrimonio con el duque de Lorena, nieto de Iolande de Bar y bisnieto de Rene de Anjou. Entre las personas que integraban el séquito personal de Charles estaba un tal Jean de Joyeuse, el cual, al casarse, había pasado a ser señor de Couiza, Rennes-le-Château y Arques, cerca del lugar donde se encuentra la tumba idéntica a la que aparece en el cuadro de Poussin.

Como virrey de Milán, Charles estuvo en contacto con Leonardo da Vinci y, a lo que parece, este contacto continuó más adelante, cerca de Amboise. En 1521, sin embargo, Charles se enemistó con Francisco I de Francia y tuvo que abandonar sus fincas y huir de incógnito del país. Encontró refugio en Carlos V, Sacro Emperador Romano, y llegó a ser comandante del ejército imperial. En 1525 derrotó y capturó al rey de Francia en la batalla de Pavía. Dos años después murió durante el asedio de Roma.

FERDINAND DE Gonzague. Ferrante de Gonzaga, nombre que se le suele dar más a menudo, nació en 1507, hijo del duque de Mantúa y de Isabelle de Este, uno de los protectores más entusiásticos de Leonardo. Su principal título era el de conde de Guastalla. En 1527 ayudo a su primo Charles de Montpensier y de Borbón en sus operaciones militares. Al parecer, varios años después estuvo coaligado abiertamente con François de Lorena, duque de Guisa, que casi logró apoderarse del trono de Francia. Al igual que virtualmente todos los Gonzaga de Mantúa, Ferrante era un devoto asiduo del pensamiento esotérico.

Al mismo tiempo, en su caso nos encontramos con el único fragmento de información ostensiblemente errónea que contenían los «documentos Prieuré». Según la lista de grandes maestres de Sion que aparece en los Dossiers Secrets, Ferrante presidió la orden hasta que murió en 1575. Sin embargo, según fuentes independientes, se cree que murió cerca de Bruselas en 1557. Las circunstancias que rodearon su muerte son extremadamente imprecisas y, por supuesto, es posible que no muriese en 1557, sino que simplemente se ocultara. Por otro lado, la fecha que dan los Dossiers Secrets puede ser un error auténtico. Lo que es más. Ferrante tenía un hijo, César, que sí murió en 1575 y que tal vez haya sido confundido con su padre, deliberadamente o sin querer. Lo importante es que no encontramos más inexactitudes tan aparentes en los «documentos Prieuré», incluso en los casos en que el tema era mucho más oscuro y menos susceptible de que fuentes independientes lo contradijesen. Nos pareció casi inconcebible que un error, en este caso concreto, pudiera deberse simplemente a un descuido. Al contrario, era casi como si el error, al confutar de manera tan flagrante crónicas aceptadas, fuese intencionado y con él se quisiera transmitir algo.

LOUIS DE NEVERS. Louis, duque de Nevers, era, en realidad, Louis de Gonzaga. Nacido en 1539, era sobrino de Ferrante de Gonzaga, su predecesor en la lista de grandes maestres de Sion. Su hermano, al casarse, pasó a formar parte de la familia de los Habsburgo y su hija contrajo matrimonio con el duque de Longueville, título que otrora ostentase Blanche de Evreux; su resobrina casó con el duque de Lorena y se interesó mucho por el antiguo lugar sagrado de Sion-Vaudémont. En 1622 hizo instalar allí una cruz especial y en 1627 se fundaron una casa religiosa y una escuela.

Durante las guerras de religión Louis de Nevers estuvo estrechamente aliado a la casa de Lorena y a su rama menor, la casa de Guisa, que exterminó a la antigua dinastía Valois de Francia y estuvo a punto de hacerse con el trono. En 1584, por ejemplo, Louis firmó un tratado con el duque de Guisa y el cardenal de Lorena prometiendo oposición mutua a Enrique III de Francia. Sin embargo, al igual que sus colegas, Louis se reconcilió con Enrique IV y sirvió al nuevo monarca en calidad de superintendente de hacienda. En el desempeño de esta actividad cooperaría con el padre de Robert Fludd. Sir Thomas Fludd era tesorero del contingente militar que Isabel I de Inglaterra envió en apoyo del rey de Francia.

Louis de Nevers, al igual que todos los Gonzaga, estaba profundamente versado en la tradición esotérica y se cree que estuvo asociado con Giordano Bruno, el cual, según Francés Yates, tuvo que ver con ciertas sociedades secretas de índole hermética que fueron un anticipo de los «rosacruces». En 1582, por ejemplo, Louis estuvo en Inglaterra, asociado con sir Philip Sidney (autor de Arcadia) y John Dee, el principal esoterista inglés de la época. Un año más tarde Bruno visitó Oxford y se asoció con la misma gente y, según Francés Yates, promovió las actividades de su organización clandestina.

Robert Fludd. Nacido en 1574, Robert Fludd sucedió a John Dee como principal exponente del pensamiento esotérico en Inglaterra. Escribió y publicó muchas obras sobre un amplio espectro de temas esotéricos y desarrolló una de las formulaciones más exhaustivas de la filosofía hermética jamás escritas. Francés Yates sugiere que parte de su obra puede ser «el Sello o código secreto de una secta o sociedad hermética». Aunque el propio Fludd nunca afirmó ser miembro de los «rosacruces», que por aquel entonces causaban sensación en el continente, manifestó su aprobación y declaró que el «bien más elevado» era la «Magia, Cabala y Alquimia de los Hermanos de la Rosa Cruz».

Al mismo tiempo, Fludd ascendió a un puesto muy estimado en el Colegio de Médicos de Londres y entre sus amigos se encontraban William Harvey, el descubridor de la circulación de la sangre. Fludd también disfrutó del favor de Jacobo I y Carlos I, los cuales le concedieron rentas procedentes de tierras situadas en Suffolk. Formó parte del cónclave de eruditos que presidió la traducción de la «Biblia del rey Jacobo».

El padre de Fludd había estado relacionado con Louis de Nevers. El propio Fludd se educó en Oxford, donde, al parecer, John Dee y sir Philip Sidney establecieron un enclave de intereses esotéricos unos cuantos años antes. Entre 1596 y 1602 Fludd viajó extensamente por Europa, asociándose con mucha gente que posteriormente tendría que ver con el movimiento «rosacruz». Entre esta gente se contaba un tal Janus Gruter, íntimo amigo personal de Johann Valentín Andrea.

En 1602 Fludd recibió un encargo interesante y, a efectos de nuestra investigación, significativo. Fue llamado específicamente a Marsella para que sirviera en calidad de preceptor personal de los hijos del duque de Guisa, sobre todo Charles, el joven duque de Guisa. Al parecer, su asociación con Charles continuó hasta 1620.

En 1610 Charles, duque de Guisa, casó con Henriette-Catherine de Joyeuse. Entre las posesiones de ésta estaba Couiza, a los pies de la montaña en la que se halla situado Rennes-le-Château. E incluían Arques, lugar donde se alza la tumba idéntica a la que se ve en el cuadro de Poussin. Transcurridos unos veinte años, en 1631, el duque de Guisa, después de conspirar contra el trono de Francia, se exilió voluntariamente en Italia, donde pronto se reuniría con él su esposa. En 1640 el duque murió. Pero a su esposa no se le permitió volver a Francia hasta que consintió vender Couiza y Arques a la corona.[2]

Johann Valentín Andrea. Andrea, hijo de un pastor y teólogo luterano, nació en 1586, en Württemburg, que lindaba con Lorena y el Palatinado del Rhin. Ya en 1610 viajaba por Europa y se rumoreaba que era miembro de una sociedad secreta de iniciados herméticos o esotéricos. En 1614 fue ordenado diácono de una pequeña ciudad próxima a Stuttgart y, al parecer, permaneció en ella, sano y salvo, durante las calamidades de la guerra de los Treinta Años (1618-1648) que vino después.

ROBERT BOYLE. Robert Boyle nació en 1627, hijo menor del conde de Cork. Más adelante le sería ofrecido un título nobiliario propio que él rechazaría. Se educó en Eton, donde su director, sir Henry Wotton, estaba estrechamente relacionado con el séquito «rosacruz» de Federico del Palatinado.

En 1639 Boyle inició una prolongada gira por Europa. Pasó cierto tiempo en Florencia, donde los Medici, resistiéndose a las presiones del papa, seguían prestando apoyo a esoteristas y científicos, entre los cuales se encontraba Galileo. Y pasó veintiún meses en Ginebra, donde se interesó por diversas disciplinas esotéricas, incluyendo la demonología. Durante su estancia en Ginebra obtuvo una obra, El diablo de Mascón, que hizo traducir por un tal Pierre du Moulin, que sería amigo suyo durante el resto de su vida. El padre de Du Moulin era capellán personal de Catherine de Bar, esposa de Henri de Lorena, duque de Bar. Posteriormente, Du Moulin padre obtuvo el mecenazgo asiduo de Henri de la Tour de Auvergne, vizconde de Turenne y duque de Bouillon.

A su regreso a Inglaterra en 1645, Boyle estableció inmediatamente contacto con el círculo de Samuel Hartlib, amigo íntimo y corresponsal de Andrea. En una serie de cartas fechadas en 1646 y 1647 habla repetidamente del «colegio invisible». Declara, por ejemplo, que «las piedras angulares del Invisible o (como se llaman a sí mismos) del Colegio Filosófico, de vez en cuando me honran con su compañía».

En 1654 Boyle ya estaba en Oxford, donde se asocio con John Wilkin, ex capellán de Federico del Palatinado. En 1660 Boyle estuvo entre las primeras figuras públicas que ofrecieron lealtad a los Estuardo, que acababan de ser restaurados, y Carlos II se convirtió en protector de la Royal Society. En 1668 se instaló en Londres, donde vivió con su hermana, que estaba emparentada matrímonialmente con John Dury, otro amigo y corresponsal de Andrea. En su domicilio de Londres, Boyle recibió a numerosos visitantes distinguidos, incluyendo a Cosimo III de Medici, que más adelante gobernaría Florencia y sería gran duque de la Toscana.

Durante estos años los dos amigos más íntimos de Boyle fueron Isaac Newton y John Locke. Se dice que Boyle enseñó a Newton los secretos de la alquimia. En todo caso, los dos se reunían regularmente para hablar del tema y estudiar obras alquímicas. Mientras tanto, Locke, poco después de trabar conocimiento con Boyle, fue a pasar una larga temporada en el sur de Francia. Se sabe que visitó especialmente las tumbas de Nostradamus y de Rene de Anjou. También se sabe que estuvo en los alrededores de Toulouse, Carcasona, Narbona y, muy posiblemente, Rennes-le-Château. Además, consta que se relacionó con la duquesa de Guisa y que estudió los informes de la Inquisición sobre los cátaros, así como la historia de las leyendas según las cuales la Magdalena trajo el Santo Grial a Marsella. En 1676 visitó la supuesta residencia de la Magdalena en Saint Baume.

Mientras Locke exploraba el Languedoc, Boyle mantuvo una voluminosa correspondencia con el continente. Entre sus papeles hay cartas que representan la mitad de una correspondencia sostenida con un individuo elusivo, y por lo demás desconocido, de Francia: un tal Georges Pierre, que muy posiblemente es un seudónimo. Estas cartas se ocupan extensamente de la alquimia y de la experimentación alquímica. Sin embargo, aún es más importante el hecho de que hablen de que Boyle era miembro de una sociedad secreta hermética, a la que también pertenecían el duque de Saboya y Du Moulin.

Entre 1675 y 1677 Boyle publicó dos ambiciosos tratados de alquimia: Incalescence of quicksilver with gold y A historical accoum of a degradación of Gold. En 1689 publicó una declaración oficial en el sentido de que no podía recibir visitas en ciertos días que había reservado para la experimentación alquímica. Según escribió, esta experimentación cumpliría con mi antigua intención de dejar una especie de legado hermético a los discípulos estudiosos de ese arte y entregar sinceramente en el papel adjunto algunos procesos, químicos y médicos, que son menos simples y sencillos que aquellos apenas lucíferos que he solido seguir y de un tipo más difícil y complejo que los que hasta ahora he publicado y más en consonancia con los más nobles secretos herméticos o, como los denomina Helmont «arcana majora».[3]

Añade que piensa hablar tan claramente como pueda, «aunque los usos plenos y completos no se mencionan, en parte porque, a pesar de mi filantropía, me comprometí a guardar el secreto».[4]

El «papel adjunto» al que alude Boyle nunca fue encontrado. Es posible que pasara a manos de Locke o, más probablemente, de Newton. En el momento de su muerte en 1691, Boyle entregó todos sus demás papeles a estos dos confidentes, así como muestras de un misterioso «polvo rojo» que figuraba de modo muy prominente en gran parte de la correspondencia de Boyle y en sus experimentos alquímicos.

ISAAC Newton. Isaac Newton nació en Lincolnshire en 1642. Era descendiente de la «antigua nobleza escocesa», según él mismo insistía, aunque, al parecer, nadie se tomó muy en serio tal afirmación. Se educó en Cambridge, fue elegido miembro de la Royal Society en 1672 y tuvo su primer encuentro con Boyle al año siguiente. En 1689-1690 se asoció con John Locke y con un individuo elusivo y enigmático que se llamaba Nicholas Fatio de Duillier. Al parecer, Fatio de Duillier, que descendía de la aristocracia ginebrina, paseó su altiva insolencia por toda la Europa de su tiempo. A veces, según parece, trabajó como espía, normalmente contra Luis XIV de Francia. También parece que fue íntimo de todos los científicos importantes de la época. Y desde el momento de su aparición en Inglaterra, fue el amigo más íntimo de Newton. Durante por lo menos el decenio siguiente sus nombres estuvieron inexplicablemente vinculados.

En 16% Newton fue nombrado director de la ceca real y más adelante participó en la fijación del patrón oro. En 1703 fue elegido presidente de la Royal Society. Más o menos por aquel entonces también hizo amistad con un joven refugiado protestante francés llamado Jean Desaguliers, que era uno de los dos encargados de experimentos de la Royal Society. En los años siguientes Desaguliers se convirtió en una de las principales figuras de la asombrosa proliferación de la francmasonería en toda Europa. Estuvo asociado con destacadas figuras masónicas como James Anderson, el Chevalier Ramsay y Charles Radclyffe. Y en 1731, en su calidad de maestre de la logia masónica de La Haya, presidió la iniciación del primer príncipe europeo que se hizo masón. El príncipe en cuestión era François, duque de Lorena, quien, tras su matrimonio con María Teresa de Austria, se convirtió en Sacro Emperador Romano.

No hay ningún testimonio de que el propio Newton fuera masón. Al mismo tiempo, sin embargo, era miembro de una institución semimasónica, el «Club de Caballeros de Spakiing», que incluía figuras tan notables como Alexander Pope. Asimismo, ciertas actitudes y obras suyas reflejan inquietudes compartidas por figuras masónicas del período. Al igual que muchos autores masónicos, por ejemplo, estimaba a Noé, más que a Moisés, como fuente esencial de sabiduría esotérica. Ya en 1689 había iniciado lo que él consideraba como una de sus obras más importantes: un estudio de las monarquías antiguas. Esta obra, The chronology of ancient kingdoms amended, trataba de establecer los orígenes de la institución monárquica, así como la primada de Israel sobre otras culturas de la antigüedad. Según Newton, el judaísmo antiguo había sido depositario del conocimiento divino, que posteriormente se había diluido, corrompido y perdido en gran parte. Sin embargo, él creía que parte de dicho conocimiento se había filtrado hasta Pitágoras, cuya «música de las esferas» era, a juicio de Newton, una metáfora de la ley de la gravedad. En su intento de formular una metodología científica precisa para la datación de los acontecimientos, tanto de las Escrituras como de los mitos clásicos, utilizó la búsqueda del Vellocino de Oro por parte de Jasón como acontecimiento fundamental; y, al igual que otros escritores masónicos y esotéricos, interpretó dicha búsqueda como una metáfora alquímica. También trató de discernir «correspondencias» o correlaciones herméticas entre la música y la arquitectura. Y, al igual que muchos masones, atribuyó gran importancia a la configuración y las dimensiones del templo de Salomón. A su modo de ver, dichas dimensiones y configuración ocultaban fórmulas alquímicas; y él creía que las antiguas ceremonias que se celebraban en el templo llevaban aparejados procesos alquímicos.

Para nosotros fue una revelación el hecho de que Newton se preocupara por estas cosas. Ciertamente, no concuerdan con la imagen de Newton que se promulga en nuestro propio siglo, la imagen de un científico que estableció de modo definitivo la separación entre 1f, filosofía de la naturaleza y la teología. En realidad, sin embargo, Newton, más que cualquier otro científico de su época, estaba empapado de textos herméticos y en sus propias actitudes reflejaba la tradición hermética. Persona profundamente religiosa, le obsesionaba la búsqueda de una unidad divina y de una red de correspondencias inherentes a la naturaleza. Esta búsqueda le llevó a la exploración de la geometría y la numerología sagradas, el estudio de las propiedades intrínsecas de la forma y el número. En virtud de su asociación con Boyle, era también un alquimista practicante que, de hecho, atribuía una importancia primordial a su obra alquímica.[5] Además de ejemplares anotados personalmente de los manifiestos «rosacruces», en su biblioteca había más de cien obras alquímicas. Una de ellas, un volumen de Nicolás Flamel, la había copiado laboriosamente a mano. La preocupación de Newton por la alquimia continuó durante toda su vida. Mantuvo una correspondencia voluminosa y críptica sobre el tema con Boyle, Locke, Fatio de Duillier y otros. En una de las cartas incluso aparecen borradas ciertas palabras clave.

Si las inquietudes científicas de Newton eran menos ortodoxas de lo que habíamos imaginado al principio, lo mismo ocurría con sus opiniones religiosas. Era fanáticamente hostil, aunque de un modo callado, a la idea de la Trinidad. También repudiaba el deísmo que estaba de moda en su tiempo y que reducía el cosmos a una vasta máquina mecánica construida por un Ingeniero Celestial. Puso en duda la divinidad de Jesús y coleccionaba ávidamente todos los manuscritos que trataran de ella. Dudaba de la autenticidad completa del Nuevo Testamento y creía que ciertos pasajes del mismo eran corrupciones interpoladas en el siglo V. Se sentía profundamente intrigado por algunas de las primeras herejías gnósticas y escribió un estudio sobre una de ellas.[6]

Alentado por Fatio de Duillier, Newton mostró también una simpatía notable y sorprendente por los camisardos o Profetas de Cevennes, los cuales, poco después de 1705, empezaron a aparecer en Londres. Llamados así a causa de sus túnicas blancas, los camisardos, como los cátaros antes que ellos, habían surgido en el sur de Francia. Al igual que los cátaros, se oponían con vehemencia a Roma y recalcaban la supremacía de la «gnosis» o conocimiento directo sobre la fe. Al igual que los cátaros, ponían en entredicho la «divinidad» de Jesús y habían sido suprimidos brutalmente por la fuerza militar: de hecho, fue como una versión del siglo XVIII de la cruzada contra los albigenses. Expulsados del Languedoc, los herejes encontraron refugio en Ginebra y en Londres.

Pocas semanas antes de morir, Newton, ayudado por unos cuantos amigos íntimos, quemó sistemáticamente las numerosas cajas de manuscritos y papeles personales. Sus contemporáneos quedaron muy sorprendidos al ver que, ya en su lecho de muerte, no solicitaba los últimos sacramentos.

Charles Radclyffe. Desde el siglo XVI los Radclyffe habían sido una influyente familia de Northumberland. En 1688, poco antes de ser depuesto, Jacobo II les había concedido el título de condes de Derwen twater. Charles Radclyffe nació en 1693. Su madre era hija ilegítima de Carlos II y de su amante Molí Davis. Por consiguiente, Radclyffe era, por parte de madre, de sangre real, nieto de Carlos II. Era primo del pretendiente Carlos Estuardo y de George Lee, conde de Lichfield, otro nieto ilegítimo del rey Estuardo. No es extraño, pues, que Radclyffe dedicara gran parte de su vida a la causa de los Estuardo.

CHARLES de Lorena. Nacido en 1712, Charles de Lorena era hermano de François, que le llevaba cuatro años. Es probable que durante la infancia ambos hermanos estuvieran expuestos a la influencia jacobita, pues su padre había ofrecido protección y refugio en Bar-le-Duc a los Estuardo exiliados. En 1735, cuando François casó con María Teresa, Charles se convirtió en cuñado de la emperatriz austríaca. Nueve años más tarde, en 1744, consolidó esta relación contrayendo matrimonio con la hermana de María Teresa, María Ana. En el mismo año fue nombrado gobernador general de los Países Bajos austríacos (la actual Bélgica) y comandante en jefe del ejército austríaco.

Al contraer matrimonio, François había renunciado formalmente a todo derecho sobre Lorena, que fue confiada a una marioneta francesa. A cambio de ello recibió el archiducado de la Toscana. Sin embargo, Charles se negó obstinadamente a reconocer esta transacción y a renunciar a su derecho sobre Lorena. En efecto, debido a la abdicación de François, Charles era duque titular de Lorena. Y en 1742 avanzó con un ejército de 70.000 hombres para reconquistar su suelo natal. Es muy probable que lo hubiera conseguido de no haberse visto obligado a desviar su ejército hacia Bohemia con el fin de hacer frente a una invasión francesa.

En las operaciones militares que siguieron Charles demostró ser un hábil comandante. Sin duda, hoy se le consideraría como uno de los mejores generales de su tiempo de no haber tenido la desgracia de verse forzado a enfrentarse repetidamente a Federico el Grande. Fue contra Charles que Federico obtuvo una de sus victorias más deslumbrantes y decisivas, la batalla de Leuthen en 1757. Y, pese a ello, Federico tenía a Charles por un adversario digno y «temible» y cuando hablaba de él no hacía sino dedicarle elogios.

Tras ser derrotado en Leuthen, Charles fue relevado del mando por María Teresa y se retiró a su capital de Bruselas. Allí se instaló como mecenas de las artes y reunió una corte rutilante a su alrededor: una corte elegante, graciosa, cultivadísima, que se convirtió en centro de la literatura, la pintura, la música y el teatro. En muchos sentidos esta corte se parecía a la del antepasado de Charles, Rene de Anjou; y es muy posible que el parecido fuese deliberado.

En 1761 Charles se convirtió en Gran maestre de la orden Teutónica, que era un vestigio caballeresco de los antiguos caballeros teutónicos, los protegidos germánicos de los templarios que habían sido una importante fuerza militar hasta el siglo XVI. Más adelante, en 1770, se nombró un nuevo coadjutor de la orden Teutónica: Maximilian, el sobrino favorito de Charles. Durante los años siguientes el lazo entre tío y sobrino fue extremadamente estrecho; y en 1755, cuando se erigió en Bruselas una estatua ecuestre a Charles, Maximilian asistió a la ceremonia. El descubrimiento oficial de la estatua, que había sido programado con mucha precisión, tuvo lugar el 17 de enero,[7] es decir, la fecha de la primera transmutación alquímica efectuada por Nicolás Flamel, de la lápida sepulcral de Marie de Blanchefort y de la embolia que acabó con la vida de Sauniére.

Maximilian de Lorena. Nacido en 1756, Maximilian de Lorena —o Maximilian von Habsburg— era el sobrino favorito de Charles de Lorena y el hijo menor de Marta Teresa. De joven había parecido destinado a seguir la carrera de militar, hasta que una caída de caballo le inutilizó una pierna. A resultas de ello, dedicó sus energías a la Iglesia y en 1784 pasó a ser obispo de Münster, así como arzobispo y elector imperial de Colonia. Al morir su tío Charles en 1780, también se convirtió en Gran maestre de la orden Teutónica.

También en otros aspectos siguió Maximilian los pasos de su tío. Al igual que Charles, fue patrono asiduo de las artes. Entre sus protegidos se contaron Haydn, Mozart y el joven Beethoven. Este último incluso pensó dedicarle su primera sinfonía. Sin embargo, cuando la obra quedó terminada y fue publicada, Maximilian ya había muerto.

Maximilian fue un gobernante inteligente, tolerante y condescendiente que era amado por sus súbditos y estimado por sus iguales. Al parecer, fue el epítome del ideal del potentado ilustrado del siglo XV y probablemente fue uno de los hombres más cultos de su época. Parece ser que en las cuestiones políticas dio muestras de una lucidez excepcional y trató de avisar urgentemente a su hermana, María Antonieta, de la tormenta que comenzaba a fraguarse en Francia. Cuando esta tormenta estalló, Maximilian no fue presa de pánico. De hecho, parece que en general mostró simpatía por los objetivos originales de la revolución al mismo tiempo que proporcionaba un refugio a los aristócratas exiliados.

Aunque Maximilian declaró que no era francmasón, esta declaración ha sido puesta en entredicho con frecuencia. Ciertamente, hay numerosas sospechas de que pertenecía a alguna sociedad secreta, a pesar de su posición en la Iglesia y de la prohibición vigorosa de tales actividades por parte de Roma. En todo caso, se sabe que se asoció abiertamente con miembros de la masonería, entre ellos, huelga decirlo, Mozart.

Al igual que Robert Boyle, Charles Radclyffe y Charles de Lorena, Maximilian parece reflejar cierta pauta de la lista de supuestos grandes maestres de Sion, una pauta que, de hecho, se remonta a la Edad Media. Al igual que Boyle, Radclyffe y su propio tío, Maximilian era hijo menor. La lista de supuestos grandes maestres incluye cierto número de hijos menores, muchos de los cuales aparecen en lugar de sus hermanos mayores y más famosos.

Al igual que Radclyffe y Charles de Lorena, Maximilian procuró pasar relativamente inadvertido, trabajando en silencio entre bastidores y actuando —suponiendo que el Gran maestre de Sion actúe de alguna forma— a través de intermediarios y portavoces. Radclyffe, por ejemplo, parece que actuó a través del Chevalier Ramsay y luego a través de Hund. Diríase que Charles de Lorena actuó a través de su hermano François. Y, al parecer, Maximilian actuó a través de figuras culturales, así como a través de algunos de sus numerosos hermanos y hermanas: María-Carolina, por ejemplo, que, en su calidad de reina de Nápoles y Sicilia, fue en gran parte responsable de la propagación de la francmasonería en los citados dominios.

Charles Nodihr. Nacido en 1780, Charles Nodier parece inaugurar una pauta que es común a todos los supuestos grandes maestres de Sion a partir de la revolución francesa. A diferencia de sus predecesores, no sólo carece de sangre noble, sino que, además, da la impresión de no haber tenido ningún contacto directo con las familias cuyas genealogías figuran en los «documentos Prieuré». Después de la revolución francesa, la Prieuré de Sion —o al menos sus supuestos grandes maestres— aparecen divorciados tanto de la antigua aristocracia como de los pasillos del poder político; al menos esa es la conclusión que sacamos en aquel momento.

La madre de Nodier era una tal Suzanne Paris, quien, según se dice, no conoció a sus padres. Su padre era un abogado de Besancon y, antes de la revolución, miembro del club jacobita de la localidad. Después del estallido de la revolución, Nodier padre pasó a ocupar el cargo de alcalde de Besancon y presidente del tribunal revolucionario de la ciudad. Era también un maestro masón muy estimado, siempre al frente de las actividades y la política de la francmasonería en aquel tiempo.

Charles Nodier dio muestras de una precocidad extraordinaria y se dice de él que tomó parte —entre otras cosas— en asuntos culturales y políticos ¡a la edad de diez años! A los dieciocho años ya se había creado una reputación literaria y siguió publicando prolíficamente durante el resto de su vida, a un promedio de un libro por año. Su obra abarca un espectro muy diverso: diarios de viaje, ensayos sobre literatura y pintura, estudios de prosodia y versificación, un estudio de las antenas de los insectos, una investigación de la naturaleza del suicidio, reminiscencias autobiográficas, excursiones en la arqueología, la lingüística, cuestiones jurídicas y esoterismo, por no citar un voluminoso conjunto de novelas. Hoy en día generalmente se descarta a Nodier por considerarlo una curiosidad literaria.

Aunque al principio simpatizó con la revolución, Nodier no tardó en volverse contra ella. Mostró un cambio semejante en su actitud ante Napoleón y en 1802 se opuso ruidosamente al emperador. En el citado año publicó, en Londres, un poema satírico, The Napoléone. Después de producir esta obra sediciosa, hizo algo extraño: se puso a llamar la atención sobre el hecho de que la había escrito. Al principio las autoridades no le prestaron atención y, al parecer, Nodier hizo todo lo posible para que le detuvieran. Por fin, después de escribir una carta personal a Napoleón en la que confesaba su culpa, fue encarcelado durante un mes, enviado luego a Besancon y sujeto a una vigilancia poco rigurosa. A pesar de ello, más adelante Nodier afirmaría haber continuado oponiéndose al régimen, viéndose envuelto en dos complots distintos contra Napoleón, en 1804 y de nuevo en 1812. Aunque era dado a las bravuconadas y a la fanfarronería, puede que en esta afirmación hubiese algo de verdad. Ciertamente, mantuvo amistad con los instigadores de los dos complots, a los que había conocido en Besancon durante su juventud.

VÍCTOR HUGO. La familia de Hugo era originaria de Lorena —más adelante él insistiría en que descendía de gentes aristocráticas y distinguidas— pero él nació en Besancon, semillero de actividades subterráneas y subversivas, en 1802. Su padre fue general bajo Napoleón, pero mantuvo relaciones muy cordiales con los conspiradores que tramaron el complot contra el emperador. De hecho, uno de tales conspiradores era amante de la señora Hugo, cohabitando con ella en la misma casa y desempeñando un papel importante en el desarrollo de su hijo, siendo padrino y mentor de Víctor. Así, Hugo había conocido el mundo de la intriga, la conspiración y las sociedades secretas desde los siete años de edad.

A los diecisiete años Víctor Hugo ya era discípulo ferviente de Charles Nodier; y fue de Nodier de quien adquirió su conocimiento erudito de la arquitectura gótica, que figura de forma tan sobresaliente en El jorobado de Nótre Dame. En 1819 Hugo y su hermano fundaron una editorial conjuntamente con Nodier y esta editorial produjo una revista cuyo director era Nodier. En 1822 Hugo contrajo matrimonio en una ceremonia especial celebrada en Saint Sulpice. Tres años después, él y Nodier, con sus respectivas esposas, hicieron un prolongado viaje a Suiza. En el mismo año, 1825, los dos amigos hicieron juntos un viaje para asistir a la coronación de Carlos X. En los años siguientes Hugo formó su propio salón, tomando como modelo el de Nodier, que era frecuentado por la mayoría de las mismas celebridades. Y cuando Nodier murió en 1845, Hugo fue uno de los portadores del féretro.

Al igual que Newton, Hugo era un hombre profundamente religioso, pero sus opiniones religiosas eran de lo más heterodoxas. Al igual que Newton, era decididamente antitrinitario y repudiaba la divinidad de Jesús. A resultas de la influencia de Nodier, pasó toda su vida inmerso en el esoterismo, en el pensamiento gnóstico, cabalístico y hermético: preocupación que figura de forma prominente en su poesía y en su prosa. Y se sabe que estuvo relacionado con una llamada orden de la «Rose Croix» de la que también formaban parte Eliphas Lévi y el joven Maurice Barres.

Las actitudes políticas de Victor Hugo siempre han llenado de perplejidad a críticos e historiadores y son demasiado complejas, demasiado incongruentes y dependen demasiado de otros factores para comentarlas aquí. Sin embargo, nos pareció significativo que, a pesar de su admiración personal por Napoleón, Hugo fuese un monárquico leal que acogió con agrado la restauración de la antigua dinastía borbónica. Pero, al mismo tiempo, parece que consideraba que los Borbones sólo eran deseables de modo provisional, como una especie de solución momentánea. En conjunto, da la impresión de haberlos despreciado y se mostró especialmente feroz al condenar a Luis XIV. El gobernante al que Hugo apoyó con mayor entusiasmo —de hecho, los dos eran amigos íntimos— fue Luis Felipe, el «rey ciudadano» que fue elegido para que presidiera una monarquía popular. Y, debido a su matrimonio, Luis Felipe estaba aliado a la casa de Habsburgo-Lorena. De hecho, su esposa era sobrina de Maximilian de Lorena.

Claude Debussy. Debussy nació en 1862 y, aunque su familia era pobre, no tardó en tener contacto con personas ricas e influyentes. Cuando era aún adolescente, actuaba de pianista en el castillo de la amante del presidente de Francia y, al parecer, conoció también al jefe del estado. En 1880 fue adoptado por la noble rusa que había protegido a Tchaikovsky y viajó con ella a Suiza, Italia y Rusia. En 1884, después de ganar un codiciado premio musical, pasó una temporada estudiando en Roma. Entre 1887 y 1906 vivió principalmente en París, pero los años que precedieron y sucedieron a este período los dedicó a viajar extensamente. Se sabe que estos viajes le pusieron en contacto con cierto número de personas eminentes. Intentamos averiguar si alguna de ellas estaba relacionada con las familias cuyas genealogías figuran en los «documentos Prieuré», pero nuestros esfuerzos fueron en vano en su mayor parte. Averiguamos que Debussy era curiosamente aficionado a mantener el secreto en lo que se refería a sus conocidos aristocráticos y políticos. Muchas de sus cartas han sido suprimidas y en las publicadas se han borrado escrupulosamente nombres importantes y, a veces, frases enteras.

Al parecer, Debussy conoció a Víctor Hugo por mediación del poeta simbolista Paul Verlaine. Más adelante puso música a varias obras de Hugo. Durante su estancia en París formó parte de los círculos simbolistas que dominaban la vida cultural de la capital francesa. A veces estos círculos eran ilustres, otras veces eran extraños y en algunas ocasiones eran ambas cosas a la vez. Entre sus componentes se encontraba el joven clérigo Emile Hoffet, a través del cual Debussy conoció a Bérenger Sauniére; a Emma Calvé, la diva aficionada al esoterismo; al enigmático mago de la poesía simbolista francesa Stéphane Mallarmé, a una de cuyas obras maestras, L’Aprés-Midi d’un Faun, puso música Debussy; al dramaturgo simbolista Maurice Maeterlinck, sobre cuyo drama Pelléas et Mélisande escribió Debussy una ópera mundialmente famosa; y al extravagante conde Phillipe Auguste Villiers de L'Isle Adam, que escribió la obra teatral «rosacruz» Axel. Aunque su muerte en 1918 le impidió terminarlo, Debussy empezó a escribir un libreto para el drama ocultista de Villiers, con la intención de componer también una ópera basada en él. Entre sus otros conocidos estaban las luminarias que asistían a las famosas soirées que Mallarmé organizaba los martes por la noche: Osear Wilde, W. B. Yeats, Paul Valéry, André Gide, Marcel Proust.

En sí mismos los círculos de Debussy y de Mallarmé estaban impregnados de esoterismo. Al mismo tiempo, en algunos aspectos coincidían con otros círculos que eran aún más esotéricos. Así, Debussy se asoció con virtualmente la totalidad de los nombres más prominentes del llamado «renacimiento ocultista francés».

Jean COCTEAU. Nacido en 1889, Cocteau nos pareció un candidato muy poco verosímil para el cargo de Gran maestre de una influyente sociedad secreta. Pero lo mismo ocurrió con algunos de los otros nombres la primera vez que los encontramos. En el caso de todos los demás poco a poco se hicieron visibles ciertas conexiones pertinentes. En el caso de Cocteau, hallamos pocas conexiones de este tipo.

Conviene señalar, sin embargo, que Cocteau se educó en un ambiente próximo a los pasillos del poder, pues su familia destacaba en política y su tío era un diplomático importante. A pesar de su subsiguiente existencia bohemia, Cocteau nunca se divorció por completo de estas esferas influyentes. Aunque su comportamiento era a veces escandaloso, conservo un contacto estrecho con individuos muy relevantes de los círculos aristocráticos y políticos. Al igual que muchos de los supuestos grandes maestres de Sion —Boyle, Newton, Debussy, por ejemplo—, Cocteau se mostró sublimemente alejado de la política. Durante la ocupación alemana no tomó parte activa en la resistencia, aunque demostró claramente la antipatía que le inspiraba el régimen de Pétain. Y, al parecer, después de la guerra disfrutó de mucha estimación por parte de De Gaulle, cuyo hermano le encargó que pronunciase una importante conferencia sobre el estado de Francia. A nuestro modo de ver, el testimonio más convincente de la afiliación de Cocteau a la Prieuré de Sion reside en su obra: en la película Orfeo, por ejemplo, en obras teatrales como El águila tiene dos cabezas (basada en la emperatriz Habsburgo Isabel de Austria) y en la decoración de iglesias como Nótre Dame de France en Londres. Sin embargo, lo más convincente de todo es su firma al pie de los estatutos de la Prieuré de Sion.