¡Oh, fantástica acción! Oh, inconstante detenerse.

En cuanto alguien cree haberse detenido, ha de echar a andar.

¡Oh, muy escurridiza quietud! El que se cree en calma

Se acerca al tiempo y pronto a la caída

Cual la muerte misma hace. Lo que a mí, tan fugaz ser,

Me ocurrió se leerá aquí,

De donde se verá que la inconstancia

Es lo único constante en las alegrías y en las penas.