Crear un mundo entero tiene necesariamente que considerarse una hazaña muy loable, aunque habría causado aún más admiración que un mundo entero hubiera sido capaz de crearse a sí mismo. Y viceversa: la experiencia de haber sido creado no es nada en comparación con el sobrecogedor sentimiento del que se haya creado a sí mismo de la nada y pueda estar de pie sin ayuda de nadie.