Llevamos y somos llevados por un alma a la que no conocemos. Cuando el enigma se yergue sobre dos patas sin haberse solucionado, es cuando nos toca el turno a nosotros. Cuando las imágenes soñadas se pellizcan el brazo sin despertarse, somos nosotros. Porque somos el enigma que nadie sabe resolver. Somos el cuento encerrado en su propia imagen. Somos los que andamos sin cesar y nunca llegamos a la claridad.