Se dice que el mundo es muy antiguo. Pero no suele durar más de cien años. Somos nosotros los que envejecemos.
Mientras nazcan seres humanos en el mundo, éste será tan flamante y tan fresco como en el séptimo día, cuando el Señor descansó.
Es ahora cuando somos testigos de una obra de la creación que se eleva ante nuestros ojos. A plena luz del día. ¡Es inaudito! Un mundo que surge de la nada…
¡Y algunos dicen que se aburren!
La mayor parte del tiempo el mundo está dormido. Lo mismo ocurre en la mayor parte del espacio.
Sólo de tarde en tarde el mundo se frota los ojos para librarse del sueño y despertar consciente de sí mismo.
«¿Quién soy yo?», pregunta el mundo.
«¿De dónde vengo?»
Por unos instantes, el pájaro raro se ha posado sobre nuestros hombros.