—Buenas noches, Marissa —dijo Denise mientras arropaba a su hija y se inclinaba para darle un beso.
—Buenas noches, mamá. Estoy impaciente por que sea mañana. Es mi cumpleaños y además es Nochebuena.
—Verás lo bien que lo vamos a pasar —le prometió Denise antes de apagar la luz.
Se reunió abajo con Roy, que estaba secando los cacharros.
—¿Todo el mundo acostado? —preguntó alegremente.
—Sí, pero es extraño. Yo pensaba que Marissa estaría inquieta esta noche, pero se la ve muy excitada y contenta, como si esperara un milagro, como si Billy y Nor tuvieran que estar aquí mañana.
—Pues le espera una gran decepción —dijo Roy compungido mientras doblaba el trapo de secar.