El Consejo celestial estaba observando los acontecimientos con atención absoluta. La llamada de Charlie Santoli a Billy Campbell provocó una reacción inmediata.
—Charlie Santoli tendrá que andarse con ojo —dijo muy serio el monje.
—Será mejor que no nos venga a llorar cuando le llegue la hora —dijo el pastor echando fuego por los ojos.
—Eso no es lo que las hermanas le enseñaron en San Francisco Javier —dijo con tono triste la monja.
La reina estaba muy seria.
—Tendrá que reaccionar antes de que sea demasiado tarde —dijo.
—Él quiere ser bueno —terció la monja.
—Pues digo yo que Santoli tendrá que enmendarse y hacer algo rápido —rugió el almirante.
—Creo que Sterling querrá conferenciar con nosotros otra vez —reflexionó el indio americano—. Tiene una gran humildad. Quiere cumplir su misión, y no le da miedo pedir ayuda.
—Siempre fue capaz de mostrar amor e interés —observó el pastor, ahora más sosegado—. Me ha gustado la expresión de sus ojos cuando estaba mirando a Marissa.