Casi todos los escenarios de esta novela son un retrato del Brasil real. En mi página web www.andrespascual.com podéis visitar las galerías de fotos de los viajes de documentación que realicé: a las selvas de Manaos y Mato Grosso, cuyos nativos me regalaron valiosas claves para sobrevivir en el universo amazónico (y en cualquier otro); y a las favelas de São Paulo y Río de Janeiro, allá donde las sonrisas plantan cara a la desesperanza. Si por algo escogí este país para contar mi historia, fue porque me ofrecía un abanico de escenarios naturales y urbanos llenos de color y de energía. El mismo color y la misma energía de los que se nutren mis protagonistas para cambiar una civilización que les ha decepcionado.
A diferencia de las localizaciones geográficas, en estas páginas hago alusión a muchas personas con nombre y apellido, algunas de ellas cargos públicos, que no tienen álter egos de carne y hueso. Como suele decirse, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, salvo… Hay una importantísima excepción. Los miembros del colectivo artístico Boa Mistura (cinco personajes fundamentales de esta historia) son tan reales como el cariño que me une a ellos. Mi primo Pablo Purón «Purone» y sus compañeros: Javier Serrano «Pahg», Rubén Martín «rDick», Pablo Ferreiro «Arkoh» y Juan Jaume «Derko» me han prestado sus vidas y, sobre todo, su asombrosa intervención pictórica en la favela de Brasilândia para este experimento creativo. Ellos existen, como también existe su obra (podéis admirarla en www.boamistura.com), pero lo que les pasa en este puñado de páginas es pura ficción, tan imaginado como el resto de la trama.
Queridos Boa Mistura, sois un lujo para cualquier escritor. ¿Quién no querría a un grupo de genios con esa humanidad que no os cabe en el pecho como protagonistas? Gracias por compartir conmigo esta aventura.