Hay muchas personas sin las que estas páginas seguirían siendo sólo un sueño.
Cristina G. Leitón, mi Andvari, sabes que sin ti esta novela no sería lo que es. Gracias por responder a todas mis preguntas con paciencia, por enamorarte de esta historia y hacer que yo me enamorara de ella. Gracias infinitas por tus consejos y por soñar conmigo con el cielo de Islandia. Y por descubrirme la magia del celuloide, por supuesto.
Gracias a mi familia, mis padres y mi hermana Laura, por ser mi pilar y enseñarme el valor de luchar por mis sueños. A Carme y a Xavi.
A Mike, por supuesto. No puedo enumerar todo lo que tengo que agradecerte, así que simplemente: gracias.
A Miqui, por creer siempre en mí y ser mi luz.
Núria, gracias por esa maravillosa frase que me ha guiado durante todos estos años: «lucha por tu felicidad luchando por tus sueños».
A Xenia, Fernando, Jesús y Guille, por demostrarme que las distancias no importan. A Jordi, gracias por ser mi compañero de fatigas periodísticas.
Gracias a mis queridos blogueros: Anna, Matt, Cris, Sue y todos los que me dejo. Gracias por esas tardes maravillosas entre libros, por nuestros disfraces literarios, vuestras risas y vuestra amistad. A vosotros y a los que aún estáis tras la pantalla: gracias por compartir vuestra pasión.
A Miriam Malagrida, por su ilusión y su sonrisa permanente.
Y por supuesto, gracias a Francesc Miralles y Jordi Nadal por creer en esta historia y ver en ella algo especial.
Gracias a todos los que han pasado por mi lado, los que ya no están, los que siguen aquí y los que se quedan en el tintero. Y gracias a ti, que estás leyendo hasta la última de estas líneas.