Sí, fui yo la que llamé. No sabía que querían matarla. Pensaba que la llevarían a algún cursi concurso de televisión, donde se reencontraría con su jefe acosador y se darían un abrazo, mientras los bobos lloraban en sus casas. No sabía que querían matarla. Pero sabe usted, de saberlo, quizá hubiera llamado igualmente. No, por el dinero no. Yo no hago las cosas por dinero. Eso, señor periodista, debería haberlo comprendido hace rato. Vi el anuncio donde ofrecían la recompensa y les llamé. No sabía que pensaban matarla.