Consuelo

Yo no digo ni que sí ni que no. Ya saben ustedes que no soy de las que aventuran opiniones. Yo sé lo que sé y he visto lo que he visto. Primero fueron los animales muertos. Una rata en la iglesia. ¡Ave María Santísima! Una rata. Luego el caballo de Simón, después los conejos, los gatos, los perros… Ya hemos perdido la cuenta. Más tarde empezaron los anónimos. Ahora han vuelto a bajar los lobos. Los lobos que no habíamos visto desde antes de la guerra. ¿Qué más necesitan para creerme? Todo empezó cuando vino ella. La pelirroja esa del demonio. Es una bruja. Está maldita. Y ha traído la maldición a este pueblo.

Si no tuviera poderes extraños, cómo iba una flacucha miserable a conseguir en un mes a los dos únicos hombres interesantes de este pueblo. Ni la hubieran mirado. Y el pobre farero ha desaparecido. Lo habrá matado o algo peor. Yo les digo que los tiene embrujados. Que nos tiene embrujados.