Leo periódicos atrasados, como hacía el farero. En realidad, leo sus periódicos atrasados, los que dejó tras de sí, amontonados a los pies de mi cama. Su único testamento.
Los periódicos atrasados ya no son periódicos. Se han convertido en materia prima para hacer barquitos de papel o gorros de loco, para envolver castañas asadas o pescado poco fresco. Contienen noticias que ya no son noticias, que ya no son nuevas, que son de ayer. La noticia de hoy mata siempre a la noticia de ayer aunque sea la misma noticia, en periodismo no existen ni la verdad ni el ayer. Algo es noticia porque interesa hoy, si interesaba ayer vale, pero lo que interesó ayer no tiene percha para el hoy.
Así que leo periódicos atrasados con noticias que no son noticias. Es una manera de recordar que tampoco su desaparición es una noticia. Se ha esfumado de mi vida. Es un hecho.
Leo periódicos. Atrasados.
Leo el caso de unas gemelas separadas al nacer. Una de ellas creció con otra niña que no era su hermana y con sus padres, que eran ricos y guapos. La otra creció hija de madre soltera en una barriada marginal. Una se hizo juez. Otra sobrevivía robando y trapicheando con droga. Y un día se encontraron en un juzgado. Una dictaba sentencia, la otra era la acusada. El parecido era tan asombroso que la juez pidió una prueba de ADN. Entonces descubrió que eran hermanas. Gemelas. Idénticas. Pero la noticia era que la hermana pobre y delincuente había enloquecido. «Preferiría no haber conocido a mi hermana». Le atormentaba la idea de que su vida hubiera podido ser otra. Hubiera debido ser otra. Hasta entonces creía que las cosas eran así y basta. No se había planteado por qué era quien era ni por qué hacía lo que hacía. Pero tenía delante de sí el espejo de su hermana, de su hermana intachable y triunfadora. Ella había abortado el hijo de un yonqui. Su hermana tenía dos niños preciosos. Ella no había terminado la básica, su hermana era juez. Pero lo peor era saberlo. Saber que no tenía por qué ser así. Que ella no estaba condenada a esa vida, al contrario, estaba destinada a una vida mejor. Simplemente la habían cambiado al nacer.
Somos muchos los que tenemos la sensación de que nos han cambiado al nacer.
Quizá yo también tengo una gemela en alguna parte. ¿Y si Selene fuera mi gemela separada de mí no por el espacio sino por el tiempo? Si yo hubiera vivido en su época me hubieran quemado por bruja, ¿qué diría ella si pudiera ver a su gemela al otro lado del espejo? ¿Qué haría?
Leo periódicos atrasados.
Las noticias atrasadas duelen menos. Hace tiempo que han sucedido y ya nada puede hacerse para cambiarlas. Son como mi vida. Ya ha sucedido y no puede cambiarse.
Leo periódicos atrasados.