Magic lee periódicos atrasados.
—Te he conseguido el periódico de hoy. ¿Lo quieres?
—No, nunca leo el periódico de hoy, prefiero el periódico de ayer.
—¿El periódico de ayer?
—O mejor el de la semana pasada.
Torres de papel amarillento, una babel de recortes. El papel rosado de los diarios económicos, las letras de molde de los diarios extranjeros, el Financial Times y el New York Times, The Guardian y Le Monde como mensajeros de otro mundo, que, tal vez, seguía existiendo detrás de las montañas. La mesa estaba llena de papeles despeinados que exhibían sus portadas sangrientas como putas que airearan sus encantos al cliente esquivo de última hora.
—Apuesto a que eres el único que lee el Financial Times a este lado de los Picos de Europa.
—Nunca se sabe, pero podría ser. Me acostumbré a leer prensa atrasada, primero por necesidad, luego se convirtió en un vicio. Si leo el periódico del día, me siento manipulado, leo y siento lo que otros quieren que lea y sienta. Cuando leo de una vez los periódicos de los últimos tres meses y los recorto, veo las noticias que se lanzaron como globos sonda a la opinión pública, las expectativas que se crearon y las que se cumplieron, los sondeos electorales que acertaron y los que cambiaron la intención de voto. En lugar de ver el árbol veo el bosque de las mentiras sobre el que a trompicones comienza a construirse la Historia.
—¿No tienes bastante con tu historia?
—No tengo historia.
—Así que la buscas en los periódicos.
—Preferiría buscarla en el fondo de tus ojos, pero tus ojos y algunos precipicios no tienen fondo.