Te vi ayer y hace unas semanas. Te he visto cada tarde aquí, mientras remaba, pero cada vez que me acerqué te alejaste.
—Eso es imposible pues no había estado aquí desde hace años. —El farero se acaricia los guantes rojos como si le trajeran ásperos recuerdos—. Viví en Noruega durante un tiempo, ellos hablaban del vardögr, una aparición que llega un poco antes de la persona real.
—Es un eco en el tiempo.
—¿Crees en el otro yo? ¿Crees que todos tenemos un doble mágico? Un álter ego que vive liberado del cuerpo mientras éste está entorpecido por el sueño, paralizado por el trance, menoscabado por la enfermedad o petrificado por el coma.
—Yo creo en ti —le dije, y llevé su mano a mi seno.