Desde que vi llegar a la pelirroja supe que habría problemas. La pelirroja no era trigo limpio. No lo habían sido ni su madre ni su abuela. La hija de una madre soltera, nieta de una madre soltera. Tenía que preñarlas el Diablo, si no de qué… porque las hijas eran siempre iguales a las madres, las abuelas con el mismo rostro que las nietas.