El Gregorio local

El macho humano medio, aquí denominado Gregorio, difiere considerablemente del espécimen de ensueño definido en la literatura como Mr. Grey.

Es una cuestión de matices, es verdad: ambos pertenecen a la especie Homo sapiens. Pero cincuenta matices o, mejor dicho, cincuenta sombras no son una insignificancia.

Es un poco como cuando en el National Geographic nos cuentan que los dinosaurios están emparentados con los pájaros. Tendrán un ADN parecido, pero imaginaos que acomodáis en el sofá de vuestra casa a un velociraptor. A continuación, ponéis a su lado a un canario. ¿Estáis aún contando los matices que los distinguen?

Al igual que los dinosaurios, que son de algún modo animales legendarios, los Mr. Grey forman parte del imaginario colectivo. Como al yeti, al monstruo del lago Ness, a los marcianos o al unicornio, nadie los ha visto nunca de verdad. Pero de los dinosaurios se han encontrado huesos. Cuando se encuentren los restos fósiles del Penis greyensis podremos volver a plantear el tema. Por ahora, contentémonos con el Penis gregorensis, que debidamente reeducado e instruido no está tan mal.

Pero estábamos hablando de matices.

En este pequeño manual de contrainformación afectivo-erótica, repasaremos todos y cada uno de los cincuenta matices con el fin de recordar cómo son realmente las cosas aquí, en la vida real. No para dejar de soñar, que quede claro, sino para empezar a sonreír ante nuestros sueños, lo que hará que tal vez se vuelvan menos grises e, incluso, más coloridos.