LA ERECCIÓN PERENNE
Príapo, divinidad mitológica griega y romana, era conocido por su pene de enormes dimensiones. De ahí deriva el término «priapismo», una grave patología que provoca en el pene una erección continua.
Se diría que Mr. Grey, pobrecito, está aquejado de este mal. De hecho, su plátano está siempre dispuesto a chingar duramente y, tomad nota, jamás se presenta en forma de puré.
Es más: tras haberse ejercitado en abundancia, para recuperar la rigidez de un plátano congelado le bastan poquísimos minutos.
¿Y Gregorio?
Bueeeno, Gregorio afirmará que se trata de una cuestión de matices: entre plátano congelado y puré de plátano hay términos medios, ¿no?
Humm. Digamos que quizá el tamaño sea cuestión de opiniones, pero la consistencia no tanto. Sin lugar a dudas, un pene de las dimensiones de una cerilla no enciende grandes fuegos, y jugar al escondite es un poco su pasión: te estás quedando helado, frío, frío, caliente, ¡que te quemas! Un pene grande como una antorcha olímpica, en cambio, provoca un incendio tal que después son precisos tres días de maratón con crema de caléndula para apagarlo.
Por lo que respecta a la consistencia, sin embargo, la cosa está mucho más clara.
Es cierto que un pene tierno como un hámster dormido inspira sentimientos maternales, pero para llegar a tener estos impulsos hacen falta nueve meses y varios preservativos agujereados por accidente.
La consistencia de la pilila del Gregorio medio varía en función del humor, de la cantidad de alcohol metabolizado y de otros matices. Lo tranquilizador es que —eh, Mr. Grey, escucha— a menudo, al principio de la relación, que la pilila no se levante ni con una grúa significa que el chico está perdidamente enamorado. Si por el contrario la novia no le importa gran cosa, el dulce fruto echa chispas.
¡Ah! Una última cosa: ¿por qué Grey y su amada se corren siempre a la vez? ¿Es eso posible? ¡Venga ya!
¿Es que juegan a piedra, papel o tijera?
«¿Piedra, papel o tijera?». Y los dos a la vez: «¡Tijera!».