Sombra 23

LAS BUENAS NOCHES

Cuando Mr. Grey y Gregorio se van a dormir, hay importantes diferencias en la manera en que actúan. Veamos en directo lo que hacen y comparémoslos.

Mr. Grey se deshace sensualmente el nudo de la corbata de seda al tiempo que el cuello desprovisto de mentón se yergue escultural y, si se quiere, incluso un poquitín fálico. La camisa de lino blanco está perfectamente planchada (a pesar de que el lino sea el tejido que más se arruga de toda la Tierra) y un par de poderosos pectorales asoman entre los botones que él desabrocha uno a uno.

El señor Gregorio se quita con alivio los pantalones, mostrando las pantorrillas, que sólo tienen pelo en algunas zonas (a los comunes Gregorios, los pantalones, al rozar repetidamente las piernas, les provocan este inquietante efecto de piel de cebra). A continuación, en un momento de hilaridad, Gregorito se quita los calcetines y se los cuelga de las orejas, imitando a un alegre cocker spaniel. ¡Puaj!

Mr. Grey se quita los pantalones con un solo y fluido movimiento. Los calcetines y los zapatos, en cambio, no precisa quitárselos porque de costumbre se le desmaterializan así, sin necesidad de intervención humana.

Bello como un dios griego, el irresistible Mr. Grey se dirige hacia el cuarto de baño haciéndole a su amada un sugerente gesto con sus ojos gris pizarra.

Gregorio se desnuda por completo en un único movimiento que consiste en lanzar las prendas al suelo. El cesto de la ropa sucia se encuentra sólo a unos pocos, míseros, metros de distancia, pero él no lo considera digno de acoger sus atavíos.

Después, se encamina al baño, donde se luce en un concierto para hilo dental, cepillo y colutorio.

Los aplausos posteriores a la interpretación musical no se deben al entusiasmo y al batir de las manos de posibles espectadores presa del delirio, sino a un torrente de pedos con los que él mismo celebra el éxito de su espectáculo.

Mr. Grey sale del cuarto de baño, donde, además, acaba de copular salvajemente con su chica, y se tiende sobre la cama: desnudo, perfumado y saturado de testosterona hasta la punta de los pelos, que siguen creciéndole en abundancia. Allí, espera a que llegue su amada y, entretanto, prepara en su honor una tienda de campaña con la sábana, que sostiene en alto con un palito suyo personal.

Gregorio sale del baño. Se ha puesto la camiseta amarillo canario que le han regalado en el taller del coche y se desliza bajo las sábanas junto con el último número de Motociclismo. Allí, espera a que llegue Lola y, mientras tanto, también él prepara una tienda de campaña, porque a Gregorio las motos le provocan esa reacción.