[1] A principios del siglo XXI todavía hay gente en el islam que sigue denominando a los occidentales «cruzados». [VOLVER]
[2] Hubo muchos testigos del discurso que pronunció Urbano II en las afueras de la ciudad de Clermont, pero no consta que se escribiera, o al menos no se ha conservado el original. Este texto conocido data del siglo XII, pero no es seguro que corresponda palabra por palabra a cuanto dijo el papa en 1095. [VOLVER]
[3] Guillermo de Tiro escribió su crónica hacia 1170. No fue testigo presencial de la conquista de Jerusalén de 1099; por su edad no debió de conocer a nadie que estuviera presente en ella, por lo que su relato no se basa en noticias de primera mano. [VOLVER]
[4] Según la tradición, la cruz en la que Cristo sufrió el martirio fue encontrada en unas excavaciones que santa Elena, madre del emperador Constantino, ordenó realizar a comienzos del siglo IV en Jerusalén. La Vera Cruz permaneció allí hasta que los sasánidas conquistaron esta ciudad en el año 614 y se la llevaron a Persia. El emperador Heraclio la recuperó al vencer a los persas en 627, pero volvió a perderse cuando los musulmanes conquistaron Jerusalén en 636. Milagrosamente al parecer, volvió a encontrarse a las tres semanas de que los cruzados conquistaran la Ciudad Santa. [VOLVER]
[5] Read, 2000, p. 119, y Martínez Diez, 2001, p. 31. Hugo de Payns firmó algunos documentos al lado de su señor el conde de Champaña cuando éste se dirigía hacia el sur de Francia en 1104, por lo que algunos han supuesto que viajó con él hasta Tierra Santa. [VOLVER]
[6] Así se denominan en la regla de la Orden redactada entre 1129 y 1131 (Upton-Ward, 2005, p. 36). [VOLVER]
[7] Hiestand, 1988, pp. 300-305. Hasta este trabajo, las especulaciones sobre los orígenes del Temple habían sido muchas; vid. por ejemplo, D'Albon (1913, p. 1), Garriere (1914, p. 317) y Barber (1970, pp. 225-228). [VOLVER]
[8] Guillermo de Tiro (siglo XII) y Jacques de Vitry (siglo XIII) son los dos cronistas más notables de cuantos escribieron sobre el origen de los templarios y los primeros años de los cruzados en Tierra Santa. Guillermo de Tiro alude al año de la coronación de Balduino II como el mismo de la fundación del Temple; Balduino II fue coronado rey de Jerusalén el 14 de abril de 1118, por lo que, según el arzobispo de Tiro, el Temple habría sido fundado entre ese día y el 13 de abril de 1119. [VOLVER]
[9] La zona del Templo en Jerusalén ha sido reformada en numerosas ocasiones a lo largo del pasado. Las construcciones que llevaron a cabo los templarios fueron totalmente demolidas por orden de Saladino a fines del siglo XII. Por otro lado, el peculiar estatus de esta zona de Jerusalén, con la explanada del Templo ocupada por dos mezquitas, ambas abiertas hoy al culto religioso, y con el muro de las lamentaciones, en uno de los lados del recinto, convertido en el principal lugar de oración del judaísmo, hace muy complicado, casi imposible, llevar a cabo un estudio arqueológico riguroso del lugar. Cuando en alguna ocasión se ha intentado, los extremistas religiosos han provocado disturbios y han amenazado con llevar a cabo acciones violentas. Los enormes espacios subterráneos eran conocidos como «los establos de Salomón», y los cronistas afirman que podían albergar a más de mil caballos. Las actas del concilio, en Upton-Ward (2005, cit. en p. 35). [VOLVER]
[10] Se ha reiterado que durante estos primeros años el número de caballeros no pasó de nueve, lo que parece un número mágico o cabalístico; Guillermo de Tiro, que escribió su crónica hacia 1170, dice que eran nueve, pero da al menos hasta quince nombres de caballeros hasta el año 1125. Miguel el Sirio afirma que eran treinta en 1127. En cualquier caso, como todo lo relacionado con la época fundacional, los datos sobre el número originario de los templarios no son demasiado fiables (Robinson, 1994, p. 52, y García Guijarro, 1994, p. 76). [VOLVER]
[11] De la Croix, 2005, p. 80. Cerrim (2001, p. 103) sí atribuye la autoría de esta carta al maestre Hugo de Payns. [VOLVER]
[12] La lista de los asistentes en Upton-Ward (2005, p. 34); Melville (1974, p. 18) es quien niega la presencia de Bernardo de Claraval en el concilio de Troyes. [VOLVER]
[13] Algún autor, tal vez debido a la estanca «especialización» que a veces se instala en la investigación histórica, así lo ha afirmado categóricamente (Ayala, 2005, 13). Pero la lista de cofradías, milicias e institutos que fueron a la vez religiosos y militares en diversas culturas y civilizaciones previas a los templarios es bastante larga y obvia como para insistir en ello. [VOLVER]
[14] Este texto de Bernardo de Claraval ha sido editado en numerosas ocasiones y en varios idiomas, además de en el latín del original. Sigo aquí la más reciente versión en castellano (Bernardo de Claraval, 2005), en traducción de Iñaki Aranguren. [VOLVER]
[15] Con este nombre se menciona a un templario en un documento del obispo de Nazaret fechado en 1125 (De la Croix, 2005, p. 105). Para Demurger (2005, p. 67), Roberto de Craon no llegó a Tierra Santa hasta 1126. [VOLVER]
[16] García Guijarro, pp. 73 y 110, y De la Croix, 2005, p. 107, quien considera a esta bula como una reforma o una nueva redacción de la regla original (Id. 110). [VOLVER]
[17] Para García Guijarro (1995, p. 88), lo que pretendió Inocencio II fue alejar al Temple de la influencia de los obispos, y para ello no tenía otro recurso que someter la Orden directamente al papado. [VOLVER]
[18] La cita, muy reiterada, se atribuye a Ussama ibn Mundiqh, emir de Shaizar, que la incluyó en una obra titulada Kitab al-Itibar (Libro de la enseñanza con el ejemplo), editada en Gabrieli (1996). [VOLVER]
[19] Robmson, 1994, p. 185, y De la Croix, 2005, p. 154. El mandato de Gérard de Ridefort fue tan desastroso y dejó una huella tan lamentable que a su muerte el Capitulo General de la Orden introdujo algunos cambios en la regla del Temple para promover medidas disciplinarias si un maestre cometía actos inmorales o irresponsables. [VOLVER]
[20] Todavía pueden verse en la catedral de San Marcos de Venecia las columnas de mármol o los cuatro caballos de bronce que los venecianos se llevaron de Constantinopla. [VOLVER]
[21] Varios viajeros se desplazaron a mediados del siglo XIII hasta Asia Central en busca del gran kan. Los que dejaron constancia escrita de su viaje fueron fray Julián en 1240, Juan de Pian del Cárpine en 1245-1247, fray Benito de Polonia en 1245, fray Ascelino en 1246-1247 y fray Guillermo de Rubruc en 1253-1255 (Gil, 1993), aunque el más famoso de todos ellos fue el veneciano Marco Polo, a fines de esa centuria. [VOLVER]
[22] La Vera Cruz había desaparecido en la batalla de los Cuernos de Hattim en 1187. Pedazos de ella habían sido, o al menos así se vendieron, repartidos por toda la cristiandad, de manera que decenas de iglesias, monasterios y santuarios poseían fragmentos de la cruz en la que Cristo sufrió el martirio; a saber qué es lo que le vendieron a Luis IX los bizantinos. [VOLVER]
[23] Joinville, Vie de Saint Louis (h. 1308), p. 225, trad. de J. Monfrin, 1998. Este cronista viajó con Luis IX a las cruzadas y fue por tanto testigo presencial de muchos de los actos de este monarca. [VOLVER]
[24] Sagrada Biblia Ezequiel 38, pp. 18 y 39, y Apocalipsis, 20, p. 8. [VOLVER]
[25] «Si los mongoles hubieran logrado conquistar Egipto, no hubiesen tenido problemas para invadir África del Norte… La Europa cristiana se hubiera visto encerrada en un anillo de hierro que iba desde Polonia hasta el estrecho de Gibraltar, desde el que los mongoles hubieran podido invadirla por tantos puntos que hubiera sido imposible contenerlos» (Robinson, 1994, p. 372). Si hubiera sido así, paradojas de la historia, la defensa del islam en El pozo de Goliat habría significado de paso la salvación de la cristiandad y de la civilización europea. [VOLVER]
[26] Oliverio el Templario, poema Ira et dolor. [VOLVER]
[27] Jerónimo Zurita, Anales de Aragón, III/LXXIV. [VOLVER]
[28] El complejo del Temple en París estaba formado por diversos edificios que se conocen gracias a varios grabados de los siglos XVII y XVIII; los dos más importantes eran la iglesia, de traza gótica y en la que se aprecian tres fases constructivas de los siglos XII y XIII, y la gran torre de planta cuadrada protegida con torreones ultrasemicirculares en cada una de las cuatro esquinas. Todo el complejo estaba rodeado de una poderosa muralla. [VOLVER]
[29] Las actas del proceso y los cuestionarios de los inquisidores pueden verse en Lizerand (1999), Michelet (1987) y Oursel (1959), todas ellas reediciones modernas; se echa en falta una edición actualizada y revisada del proceso. [VOLVER]
[30] En la Edad Media esta islita era propiedad del monasterio de Saint Germain-des-Prés; estaba situada cerca del palacio real. Hoy es el jardín Vert-Galant. Los templarios no fueron los únicos en sufrir la persecución del rey de Francia y de la Iglesia; en realidad hay que enmarcar este proceso en la campaña iniciada en 1306 contra los judíos y que también llevará a la hoguera a la beguina Margarita Porete, que fue quemada en París en 1310; vid. al respecto la relación entre la persecución contra el Temple y contra Margarita en la introducción de Blanca Gan a la edición de la obra de M. Porete El espejo de las almas simples. [VOLVER]
[31] Con este mismo título de Los reyes malditos, Maurice Duron escribió cinco novelas históricas en las que recoge los avatares de los últimos capetos; el primero de los títulos es El rey de hierro (1981). [VOLVER]
[32] El 10 de junio de 1317 el papa Juan XXII fundó la Orden de Montesa con bienes procedentes de los templarios; a ella pasaron algunos caballeros de la Corona de Aragón. En Portugal el rey Dionisio los mantuvo aunque con el nuevo nombre de «Caballeros de Cristo». [VOLVER]
[33] San Agustín, Obras completas. [VOLVER]
[34] J. M. Upton-Ward (2005), editora de la regla, ha incluido en la numeración del articulado los ocho primeros párrafos, que en realidad constituyen el preámbulo y en los que no hay artículos de la misma. [VOLVER]
[35] Asistentes al concilio de Troyes, según las actas del notario Juan Miguel: Mateo, delegado papal, cardenal y obispo de Albano; los templarios Hugo de Payns, Godofredo de Saint-Orner, Rolando, Godofredo Bissot, Payen de Montdidier y Archambaud de Saint-Amand; los arzobispos Enrique de Sens y Reinaldo de Reims, los obispos Gocelin de Soissons, de París, de Troyes, de Orléans, de Auxerre, de Meaux, de Chálons, de Laón y de Beauvais; los abades de Vézéiay, de Cíteaux, de Pontigny, de Trois-Fontaines, de Saint-Denis de Reims, de Saint-Etienne de Dijon y de Molestes; los relevantes eclesiásticos Bernardo de Claraval, maese Aubri de Reims, maese Folco; el conde Thibaud de Champaña, el conde de Nevers y el señor André de Baudemant, senescal de Champaña; y numerosos eclesiásticos de diversos rangos. [VOLVER]
[36] Se ha estimado que alrededor de unas treinta mil personas vivían en las encomiendas y propiedades del Temple, de ellas unas cuatro mil en París, aunque sólo unos pocos eran caballeros (Read, 2003, 218), lo que suponía que la encomienda parisina era una pequeña ciudad. [VOLVER]
[37] Los números más próximos a la realidad calculan la existencia de unas setencientas encomiendas en Francia y cuarenta en Aragón y Cataluña. [VOLVER]
[38] Los maitines eran aproximadamente a las 2 de la madrugada en verano y a las 4 en invierno. [VOLVER]
[39] García Guijarro (1994, p. 75) considera que la fundación de la Orden del Temple estuvo motivada por la necesidad de defender la frontera sur del reino de Jerusalén ante su manifiesta debilidad. [VOLVER]
[40] Ledesma (1982, p. 54) supone que tal vez participaron en la conquista de Mallorca hasta ciento cinco templarios, pues el Temple recibió bienes en la isla por valor de quinientos veinticinco «caballerías de honor», y se entregaron cinco caballerías por cada caballero. [VOLVER]
[41] Fulcanelli, Las moradas filosofales, 1931. [VOLVER]
[42] Sagrada Biblia, Ezequiel, 9, pp. 3-6. [VOLVER]
[43] Jerónimo Zurita, Anales de Aragón, IV/CXVII. [VOLVER]
[44] Jacques de Vitry, Historia orientalis, cit. en Melville. 1974, p. 103. [VOLVER]
[45] Idries Shah, The Sufís, Nueva York. 1964. [VOLVER]
[46] Hugo Schonfield, El enigma de los esenios, Madrid. 2005. [VOLVER]
[47] Recoge esta tradición Umberto Eco en su novela El péndulo de Foucault. [VOLVER]
[48] No existe ningún dato que ofrezca una pista aproximada sobre en qué consistía este tesoro, que se ha convertido durante siglos en la obsesión de los especuladores sobre la historia del Temple. [VOLVER]
[49] Jacques de Mahieu, Les templiers en Amerique, París. 1987. [VOLVER]
[50] Juan Eslava Galán, El fraude de la Sábana Santa y las reliquias de Cristo, Barcelona. 1997. [VOLVER]
[51] José Luis Corral, Mitos y leyendas de Aragón, pp. 102-114, Zaragoza. 2002. [VOLVER]
[52] El nazi Otto Rhan, miembro del Estado Mayor de las SS, especialista en literatura medieval, publicó en 1933 un libro titulado Cruzada contra el Gríal, donde apuntó la posibilidad de que el Montsalvat citado por Wolfram von Eschenbach fuera Montserrat. El 23 de octubre de 1940 visitó ese monasterio catalán Himmler, el jerarca de las SS. [VOLVER]