Los templarios en América

Puestos a situar a los templarios en el centro de todos los asuntos, una de las más curiosas hazañas es la que los hace descubridores de América varios siglos antes que Colón. Los más fervorosos seguidores de los mitos templarios aseguran que viajaron a América en numerosas ocasiones, y que incluso disponían de una flota transatlántica con base en el puerto de La Rochelle con la que trajeron grandes cantidades de plata. Hasta se ha dicho que tenían una encomienda en Canarias desde la que hacían los viajes intercontinentales, o que una escuadra templaria al mando del comendador Ballantrodoch partió «allende la mar» con rumbo desconocido, en lo que se ha supuesto una misteriosa desaparición de la flota templaria en 1307.

No existe una sola prueba ni un solo documento sobre esos viajes, pero algunos «investigadores», como Jacques de Mahieu[49], aportan vestigios muy endebles sobre la presencia de templarios en América antes de Colón, como la existencia de una tradición entre los indígenas que hablaba de la llegada de hombres blancos del otro lado del mar, o el que algunas esculturas del yacimiento de Tihuahuanaco se asemejen (¡!) a las de la catedral de Amiens, y otras de este estilo.

También se ha tratado de aportar pruebas arqueológicas conseguidas a este lado del océano. Así, se asegura que en la mítica aldea escocesa de Rosslyn, uno de los centros esotéricos templarios por excelencia, el noble William Sinclair construyó en 1449 una capilla de origen templario donde hay una representación de maíz, áloe vera y otras plantas que no se conocían en Europa hasta que se trajeron de América. Desde luego, esta interpretación es muy discutible, pero además no se ha estudiado bien si esas representaciones son de 1449 o se labraron en fechas muy posteriores, como suele ocurrir tantas veces a lo largo de las numerosas restauraciones de que han sido objeto muchos templos.

Incluso no faltan quienes han convertido al mismísimo Colón en un sucesor secreto de la Orden del Temple.

Si los templarios hubieran estado en América y además realizando viajes de manera permanente durante el siglo XIII, parece harto improbable que semejante hecho hubiera pasado totalmente desapercibido.