Ya fuera por su atribulado y en cierto modo inesperado final, ya por su historia repleta de situaciones no del todo claras, ya por el secretismo que los rodeó, los templarios son sin duda la organización religiosa que ha producido una mayor cantidad de especulaciones y de propuestas esotéricas para explicar su fundación, su existencia y su final, e incluso más allá todavía, pues son muchos los que sostienen que la Orden del Temple sobrevivió a la supresión papal de 1312 y a la muerte de su último maestre, Jacques de Molay.
En general, todo lo relacionado con los templarios ha sido trufado, prácticamente desde el momento de la supresión de la Orden, con un halo de misterio que ha dado lugar a especulaciones sin cuento, la inmensa mayoría de ellas pura ficción sin el apoyo de la menor prueba documental. Se ha llegado a decir por ello que «existe la historia del Temple y la de su leyenda».
Buena parte de la catarata de incongruentes aseveraciones se debe a la falsificación documental que en el siglo XIX se cebó con la historia del Temple. En realidad, no se conserva en los archivos un solo documento original que ofrezca el menor indicio de que los templarios realizaran actividades esotéricas o ritos iniciáticos que no fueran los propios de ingreso para novicios en cualquiera de las órdenes de caballería.
Los templarios no sólo fueron caballeros cristianos, defensores de peregrinos, brazo armado de la Iglesia y soldados de la cristiandad; para los especuladores de la nada también se habrían dedicado, pese a que no existe una sola prueba de ello, a la alquimia, materia en la que habrían sido unos expertos consumados[41].
La mayor parte de los libros que se han dedicado a la presunta faceta esotérica, ocultista o misteriosa de los templarios no tiene el menor fundamento real ni documental ni siquiera medianamente razonable; todos ellos parten de presupuestos falsos y manipulados que no resisten el menor análisis.