El mundial

Emitido el 12 de octubre de 2005

Venimos de San Marino y nos vamos a la repesca. Me cago en la mar… Vamos a tener que cambiar a Luis Aragonés por el Capitán Pescanova.

La «repesca». Si es que la palabra da mal rollo ya… Recuerda al colé. Se llamaba repesca porque te volvían a pescar copiando, claro.

Aunque, pensándolo bien, igual no es tan bueno clasificarse. Digo yo que mejor pasarlo mal ahora y, por lo menos, no nos fastidian el verano, ¿verdad? Es que todos los veranos que hay Mundial está la gente destrozada. Vas al asador de pollos: «¿Le corto el pollo en cuartos?» «No. Córtemelo en semifinales, mejor».

Lo que más me ha sorprendido del partido es que, con lo pequeño que es San Marino, hayan encontrado a once que jueguen al fútbol. Es tan pequeño que los suplentes son muñecos de futbolín. Para que se hagan una idea, a la hora de tirar un córner hay que presentar el pasaporte porque te sales del país.

Lo mejor de clasificarse es que por fin hemos salido de cuentas. Estaba todo el mundo viendo el partido con calculadora. Metían un gol y corriendo tenías que hacer la suma para saber si podías alegrarte o no. La gente no celebraba los goles diciendo: «¡¡Bieeeeen!!». Decían: «¡¡Buenoooo, dependeeee, ya veremoooos!!». Con tanto lío, la gente empezó haciendo cálculos y acabó haciendo sudokus.

Lo que ya es mala suerte es que haya coincidido el partido con el Día de la Hispanidad. Está todo cerrado. ¿Cómo vamos a celebrar la clasificación si no hay un bar abierto? Eso es como celebrar el cumpleaños de Ernesto de Hannover con Nestea.

Está claro que el Mundial va a ser un acontecimiento emocionante para mucha gente, sobre todo pata Nuria Bermúdez. Ya está preparando las maletas: «¡Futbolistaaaaas, futbolistaaaaaaaaas…!».

A mí, lo que más me gusta de los Mundiales son las mascotas. Aquí siempre hemos innovado: el Mundial ‘82, una naranja. Las Olimpiadas de Barcelona ‘92, un perro atropellado. Que, en vez de Cobi, se tenía que haber llamado Perruquito. Espero que en Alemania tengan más imaginación. Aunque me temo lo peor: una salchicha con brazos.

¿Y lo bonita que es siempre la ceremonia inaugural? Con sus niños y sus fuegos artificiales. Una pregunta: ¿por qué siempre se acaban soltando palomas? ¿No ven que tenemos las plazas todas cagadas? ¡Que alguien suelte halcones, por favor!

Luego, en las gradas, durante los partidos, el público se pinta la cara con la bandera de su país. Que si eres japonés, te das un sartenazo en la cara y ya está. Un punto rojo.

Para ganar un Mundial hay que sudar mucho. Que se lo digan a Camacho. ¿Se acuerdan de las ronchas? Igual por eso, si ganas, te dan una copa que parece un desodorante roll-on gigante.

En fin, ¿saben por qué creo que España nunca gana el Mundial? Porque no tenemos una fuente para celebrarlo… ¿Se imaginan el lío? Unos: «¡A la Cibeles!». Otros: «¡A Canaletas!». Ibarra: «¡A Extremadura! ¿O es que hay fuentes de primera y fuentes de segunda?». Por eso yo propongo que, si España gana el Mundial, vayamos a Lourdes. Aunque esté en Francia, hay que agradecer ese milagro.