La vuelta de las vacaciones

Emitido el 13 de septiembre de 2005

Bueno, ya estamos aquí otra vez… Yo he hecho lo de cada año: mi reencuentro con la familia, mi viaje a Madrid a ver al jefe, a Carlotti… Un saludo a nuestro consejero delegado, Maurizio Carlotti. Está muy crecido con los resultados de este verano… Diez centímetros, por lo menos…

Y, además, he descansado. Mucho. Quizá demasiado. He dormido tanto que ya no sabía ni quién era. ¿Saben cuando te levantas de una siesta y crees que tienes la cabeza más grande? Pues peor. Llegué a tal nivel de enajenación que vi «Aquí hay tomate», el programa ese de los faltones de la sobremesa. Un día dicen: «Hoy vamos a comparar los pechos de Sara Montiel con los de Marujita». No me extraña que luego haya gente que queme los bosques. Hay mucha rabia acumulada… A este paso se acabarán los pinos. Y ¿con qué van a hacer el Ajax?

El final de las vacaciones siempre es duro. Ahora lo llaman «estrés posvacacional», pero toda la vida se ha conocido como «el bajón por la vuelta al curro». Qué manía con ponerle un nombre científico a todo. Ahora ves a alguien cojeando: «¿Qué te pasa?». «Tengo el síndrome de la dureza posbabucha…». «¿Cómo?». «Que me ha salido un callo de andar con chanclas». ¡Pues habla claro, hombre!

No sé si, para evitar el estrés, este verano todo el mundo se ha enganchado al puñetero sudoku. En la playa, una señora que tenía al lado se tatuó un sudoku en el culo para que su marido le hiciera un poco de caso. Eso sí, cuando lo tuvo resuelto pasó de ella otra vez. Creo que ya se han separado. Es increíble. Todo el mundo ahí dale que te pego con los numeritos. Preguntabas: «¿Qué haces?». «Un sudoku. ¿Sabes jugar, no?». Y tú: «Sí… claro… ¿Cuántas vidas te quedan?». Y te miraban asombrados: «¡¿Tú no juegas?! Pero si es superdivertido. Sólo tienes que llenar una cuadrícula dividida en celdas de tres por tres, con números del uno al nueve sin que se repitan en cada fila, columna o celda». Divertidísimo, vamos. Pero si yo era de los que arrancaba los adhesivos de colores del Cubo de Rubik y los volvía a pegar. ¡Cómo voy a hacer un sudoku!

Otra cosa preocupante de este verano es que se han caído muchos aviones. ¿Sí o no? Las compañías de bajo coste ya no aportan confianza. Primero quitan el periódico, después la comida, el caramelito, un motor… Cuando te quieres dar cuenta, estás volando Madrid-Caracas en ala delta. Y sólo lleva paracaídas el piloto… Luego pasan cosas como la avería del Discovery. ¿Se acuerdan? Los americanos tendrían que empezar un plan renové con sus naves. Al final, lo arregló un astronauta con unas tijeras, cortando un trozo de moqueta del fuselaje. ¡Ponle parquet, coño, que es para toda la vida!

Por otro lado, no ha llovido nada. Uno, que es solidario, por no beber agua de boca se ha dedicado a beber sólo cerveza de boca. Pero nada, los pantanos seguían bajando. Imagínense los monstruos que viven dentro… Bueno, en algunos pueblos había restricciones tan estrictas que si tenías sed tenías que chupar las manchas de humedad de la pared. Las caras de Belmez estaban acojonadas…

En otro orden de cosas, ha vuelto «Operación Triunfo». El gran descubrimiento de esta nueva edición se llama Kike Santander. Parece recién salido de «Pasión de Gavilanes». Pues no. Resulta que este señor era cirujano y lo dejó para ser cantante. ¿Tan malo era como cirujano? Me imagino a sus pacientes: (cantando). «Devuélveme la vida que me las quitao, que me las quitao, que me las quitao…».

En fin, es una alegría volver a verlos. Espero que, al final del programa, ustedes puedan decir lo mismo. Y que, en esta nueva temporada que ahora comienza, nos sigan con la misma fidelidad y el mismo cariño que nos han demostrado durante el verano.