Para soportar el anillo, ella propuso ir a otro sitio, al Triangel, un bar detrás del Votivpark. (Allí había estado un par de veces con Carlo. Hannes tenía todas las posibilidades de hacerlo mejor). La escasa luz de los focos amarillos y rojos del techo refractaba en las paredes de vidrio opalino y delineaba suavemente los rostros de los clientes en la penumbra. Las personas se transformaban allí en figuras idealizadas sin contorno, que apenas se distinguían unas de otras. Cuando Carlo le insistía en el Triangel en que se acercara un pasito más (pasitos que llevaban directamente a la cama), ella por lo general cedía y aceptaba.
Hannes no era el tipo de hombres que pueden sacar provecho del aura de un bar creado con fines de seducción. Eso era algo que ella valoraba muchísimo, hasta lo encontraba atractivo. De todos modos, él había logrado pasarle el brazo por el hombro y la sujetaba como un gran protector. Así estaban en la barra, como una pareja folclórica perdida, contándose detalles intrascendentes de su vida.
Al fin, Judith necesitó dos bebidas un poco más fuertes para plantearle de una buena vez la pregunta:
—¿Y qué tal un beso?
Al mismo tiempo le clavó la mirada, invitadora, en las pupilas de sus desorbitados ojos, sabiendo que en ese momento debía de estar despampanante. Ella en su lugar, por ejemplo, se habría besado en el acto. Él por lo menos dijo que sí, sin pensárselo dos veces.
—Pero no aquí ni ahora —añadió, para gran sorpresa de Judith.
—Entonces ¿dónde y cuándo? —preguntó ella.
Hannes: —En mi casa.
(Sin indicar la hora).
Judith: —¿En tu casa?
Ella pasó la yema del pulgar por la superficie cuadrada del anillo nuevo. Detestaba el ámbar. Tal vez su casa entera junto con todos sus muebles fuesen de ámbar.
—No, en la mía —dijo, sorprendida por su propio tono perentorio.
—De acuerdo, luego vamos a tu casa —replicó Hannes con gran rapidez, y sonrió con todas sus arruguillas que parecían rayos de sol, suavizadas y matizadas.
Por lo visto, para él «luego» significa «ahora mismo», pensó Judith mientras Hannes se disponía a pagar.