cabecera

Apéndice 2

LAS FECHAS DE DRÁCULA

En este asunto las fechas lo son todo…

— D I A R I O   D E   M I N A   H A R K E R

13

¿CUÁNDO TUVIERON LUGAR los acontecimientos descritos en los «Papeles de Harker»? Las Notas incluyen un calendario (con el año impreso así: «189_»), y en el cual se han escrito a mano junto a los días de la semana —impresos— los del mes (véase muy poco más adelante el facsímil de una página de dicho calendario). Los días y las fechas que aparecen en él corresponden a los años 1882 y 1893. Rechazando 1882 como demasiado temprano, muchos investigadores aceptan incuestionablemente 1893 como el único año posible. La única corroboración de tal fecha que aparece en la novela es una referencia a la reciente muerte del eminente medico Jean-Martin Charcot, ocurrida en 1893[1]. Sin embargo, la «Nota» de Jonathan Harker al final del capítulo 27 debería acabar con la idea de que los sucesos descritos en el cuerpo central de la obra ocurren en 1893, pues dicha «Nota» menciona hechos acaecidos siete años después[2], y la narración fue publicada en 1897. Bernard Davies, el decano de los especialistas ingleses en Drácula, advierte en correspondencia privada a quien esto escribe que «no hay solución perfecta», pero el mencionado parece ser un gran y claro anacronismo que no puede obviarse sin más. Hay también numerosas inconsistencias en la novela de Stoker que socavan la tesis de 1893, y que se han venido mencionando en las notas a la presente edición.

Una página «calendario» de las notas de Bram Stoker para Drácula (ca. 1890-1897).

Con el permiso de Rosenbach Museum and Library, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos.

Los estudiosos del canon de Sherlock Holmes han pasado más de setenta años analizando las fechas de los sucesos descritos en las crónicas del doctor John H. Watson, y se han publicado hasta la fecha quince cronologías intentando colocar las sesenta narraciones en su orden correcto y asignando fechas defendibles para los acontecimientos que aparecen en las obras[3]. Los cronólogos de Sherlock Holmes estudian el cruce de referencias, las fechas parciales suministradas por el doctor Watson, los datos relativos al tiempo atmosférico y a las horas en que aparece la luna, reparto del correo, sucesos históricos, etc. Igualmente, algunos estudiosos de Drácula han intentado aplicar los mismos procedimientos, de modo especial Leonard Wolf en The Annotated Dracula, que defiende la fecha de 1887 y acepta en gran medida las fechas de calendario en que se sitúan los acontecimientos narrados. Wolf sugiere incluso, sin un análisis cuidadoso, que las fases de la luna que se mencionan en la novela coinciden con las de 1887, e incluye en su libro un calendario de este año en que figuran incluso dichas fases. Sin embargo, y como se ha demostrado repetidamente en el presente libro, las descripciones de la salida de la luna en Drácula están en muchos casos en contradicción con los datas astronómicos, y debemos concluir que Stoker ha añadido o restado tiempo de luz a la luna según le ha convenido para resaltar los aspectos artísticos de su novela.

Rickey Shanklin llega a una conclusión igualmente sin base (citada en «Blood Brothers», de Carol Margaret Davison), según la cual las fases de la luna prueban que se trata del año 1890. Peter Haining, en The Dracula Centenary Book, apoya la elección de 1887 que hiciera Wolf, y encuentra ciertos y poco convincentes paralelismos con acontecimientos de los que se habla en la prensa de dicho año. Kim Newman, en una nota al final de su Anno Dracula, propone, sin prueba alguna, la fecha de 1885.

Elizabeth Miller, probablemente la persona más sensible de todas las que investigan sobre Drácula, califica de «lunáticos» a los cronólogos de las fases de la luna y a lo que Haining escribe en sus artículos periodísticos de corte semejante de «razonamiento […] más allá de la credibilidad», y rechaza la fecha propuesta por Newman por basarse en «una ruta alternativa de tiempo» para evitar anacronismos tales como las referencias a «la Mujer Nueva» (expresión que no estuvo en boga hasta 1893, según Miller). «De hecho —escribe esta investigadora en Dracula: Sense and Nonsense—, ya no cabe duda alguna de que la acción de la novela ocurre en 1893»[4], y señala las siguientes evidencias:

Sin embargo, estas «evidencias» no son verdaderamente concluyentes. El comentario de Swales sobre «más de veinte años» nos deja a la deriva. Al menos un artículo de un periódico ficticio aparece en Drácula, y la mención de un periódico real constituye difícilmente una prueba definitiva, especialmente porque no hay evidencia verdadera de que el articulo en cuestión haya aparecido nunca en tal publicación. La alusión de Van Helsing a la muerte de Charcot puede muy bien haber sido insertada por Stoker, así como lo de Mina y la expresión «mujer nueva» (pues las ideas con respecto a la «mujer nueva» no eran ciertamente «nuevas» en 1893). Y, en fin, y como ya se dijo en el lugar oportuno, el día de la semana del funeral de Hawkins no es seguro. En suma, pese a que Miller considera como definitivo el año 1893, quedan muchas dudas acerca de tal fecha; dudas que aumentan cuando se examina el Manuscrito y resulta claro que muchas de las fechas fueron añadidas más tarde, durante el proceso de publicación de la novela, y bien pueden ser ficticias.

Debe admitirse que si la «Nota» final añadida por Jonathan Harker es aceptada como genuina, surgen entonces problemas casi insolubles con la aceptación de una fecha más temprana que 1889 o 1890. Por ejemplo, las cámaras fotográficas Kodak no fueron introducidas en Inglaterra hasta 1888; las máquinas portátiles de escribir no estuvieron disponibles con facilidad hasta después de 1890. Sin embargo, hay también un problema fatal con cualquier fecha posterior a 1889: es evidente que Stoker no podía haber visto los «Papeles de Harker» antes de que los acontecimientos descritos en ellos hubiesen ocurrido. Si se acepta que las Notas se basan en el examen que Stoker hace de los «Papeles de Harker», la inevitable conclusión es que los sucesos de la novela ocurrieron antes del 8 de marzo de 1890, la primera fecha que aparece en las Notas.

¿A qué conclusión puede llegar un lector inteligente? Sólo a que grandes partes de la narración han sido «ficcionalizadas» de manera poco cuidadosa por Stoker, el cual, indudablemente, introdujo anacronismos. Cualquier otra conclusión puede apoyarse únicamente en la imaginaria teoría de que los acontecimientos subyacentes a la narración nunca ocurrieron, que han de ser rechazados de planto. En resumen, es muy posible que lo narrado en los «Papeles de Harker» y en parte incorporado a la novela tuviese lugar a finales de 1888 o en 1889.

La sangre del vampiro, con Donald Wolfit como doctor Callistratus (Artistes Alliance Ltd., 1958).