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LA VIDA PÚBLICA DE DRÁCULA
Drácula en la escena y en la pantalla[1]

En un escenario serían considerados de inmediato como una cuadrilla de antiguos bandidos orientales.

— J O N A T H A N   H A R K E R

13

ANTES DE LA PUBLICACIÓN DE DRÁCULA, Bram Stoker tomó medidas para proteger su derecho a llevar la obra a escena, y organizó una lectura del texto teatral en el Lyceum Theatre el 18 de mayo de 1897. Con cinco actos y cuarenta y siete escenas y una duración de más de cinco horas, no es probable que Stoker pretendiese que se representara así. El texto teatral sobrevive[2] en una versión del de la novela mecanografiada, cortada y pegada, con un prólogo manuscrito y otros añadidos y cambios también manuscritos. Como sigue la novela tan de cerca, resulta ser una obra teatral desmañada, con interminables parlamentos, confusos cambios de escena y asombroso número de personajes. Sorprendentemente, Stoker parece haber tenido escasos problemas con los censores, lo que ha hecho que Sylvia Starshine, especialista en Stoker, especule acerca de si el autor había prometido al lord chambelán no presentar la obra completa en público.

El texto fue autorizado por primera vez para su representación a mediados de la segunda década del siglo XX a un actor-director que andaba de gira de un lado a otro llamado Hamilton Deane, un amigo de la familia. Deane tenía un sólido récord de éxitos en provincias, y concibió su versión de Drácula como un vehículo para viajar. Deane redujo la obra a una estándar pieza de misterio de salón, con un escenario y una escenografía limitados[3]. Parece que en un principio pretendió hacer el papel de Drácula él mismo, pero decidió bien pronto que era mejor el de Van Helsing, papel que finalmente representó, mientras que su mujer, Dora Mary Patrick, hacía el de Mina. El del Conde se lo dio a Edmund Blake y después a Raymond Huntley, que entonces contaba veinte años de edad, ambos con el delicado aspecto a menudo asociado con los magos que aparecían en los escenarios, con fracs y capas como para ir a la ópera. Lejos estaba la imagen del hombre delgado y viejo con mal aliento, sustituido aquí por un sofisticado caballero de la ciudad. La obra tenía también efectos especiales semejantes a los de las representaciones de magia, llamaradas, sesiones de hipnotismo y un ataúd en el cual el cuerpo del vampiro se desvanecía.

Programa de una lectura dramática de Dracula, or The Un-Dead en el Lyceum Theatre, 1897.

Hamilton Deane.

De la colección privada de Jeanne Youngson.

La obra comenzó a representarse en el año 1924 en provincias, donde tuvo un gran éxito. Después de tres años de ir de un lado para otro, Deane, no sin dudas, la llevó al West End, al Little Theatre, Adelphi. Los temores de Deane se hicieron realidad, pues los críticos destrozaron la obra. El 23 de febrero de 1927, el crítico del Punch escribía: «A nosotros sólo nos queda alejarnos silenciosamente del Adelphi, preguntándonos con tristeza por qué esta cosa se supone que es un entretenimiento adecuado para adultos en este año de gracia y en una de las capitales del mundo». Y, sin embargo, era apropiado, más que apropiado, y el público se agolpó para ver la obra, la cual se trasladó a los más amplios espacios del Duke of York, provocando el asombro del Evening News londinense: «Cuando producciones rutilantes que cuestan miles de libras se han marchitado y muerto después de una semana o así en el West End, Drácula ha seguido bebiendo sangre noche tras noche»[4]. Tres compañías continuaron llevando la obra por provincias.

Dora Mary Patrick (Mina) y Hamilton Deane (Van Helsing).

Drácula (ca. 1924).

Raymond Huntley (Drácula) y Dora Mary Patrick (Mina).

Drácula (ca. 1924).

Programa de Dracula, de Hamilton Deane, Little Theatre, Adelphi, 1927.

Caricatura de un periódico con el elenco londinense de Dracula, 1927.

Impresionado por el éxito de Londres, el legendario editor y productor teatral norteamericano Horace Liveright[5] llegó a un acuerdo para presentar la obra en Broadway. A Liverigh, sin embargo, no le gustaba el texto, y encargó al también norteamericano John L. Balderston, periodista y dramaturgo, que revisara los diálogos[6]. La obra se estrenó, para hacer una prueba, en septiembre de 1927 en Connecticut, y en Broadway el 5 de octubre, donde llegó a las 261 representaciones; tenía como figuras estelares al actor austro-húngaro Bela Lugosi (quien había hecho su primera aparición en Broadway en 1922), que hacía el papel de Drácula y a Edward van Sloan, que hacía de Van Helsing[7]. La obra viajó por buena parte de los Estados Unidos con dos compañías, una con Huntley y la otra con Lugosi. Aunque los críticos no quedaron impresionados por la actuación de Lugosi (el New York Post comparó su actuación con la de «un director de pompas fúnebres con inclinaciones operísticas, pero triste»; el New York Herald-Tribune le describió como «un tieso espíritu maligno de leyenda»), fue seguido con romántica atención por sus admiradores[8].

Cartel.

Drácula (1927).

La obra siguió reapareciendo en numerosas ocasiones y con muchos actores diferentes. El propio Lugosi llevó a cabo una gira en 1943, representaciones veraniegas al final de la década de los años cuarenta y una nueva gira a finales de los años cincuenta. La obra volvió a la escena en 1977, con decorados y vestuario de Edward Gorey y con Frank Langella en el papel de Drácula. Si bien los críticos tampoco en esta ocasión dijeron cosas muy positivas (por ejemplo, Richard Eder, el crítico teatral del New York Times, describió la producción como «elegante» pero «sin sangre», y a Langella como «pasmoso» pero incapaz de causar terror en el público)[9], la nueva puesta en escena constituyó un enorme éxito pese a los muy diferentes tipos de actores que participaron, como Jean LeClerc, estrella de seriales de radio y televisión; Jeremy Brett (un pre-Sherlock Holmes); el popular actor de televisión David Dukes, y el magnético Raúl Juliá haciendo el papel de Conde romántico[10]. Al menos otras nueve versiones de Drácula han sido escenificadas[11], incluyendo tres producciones musicales, así como innumerables nuevas puestas en escena y representaciones veraniegas de las versiones de Deane and Deane/Balderston.

Frank Langella como Drácula.

Drácula (1977).

Jeremy Brett como Drácula.

Drácula (1978).

David Dukes como Drácula.

Drácula (ca. 1979).

La primera película conocida —de la cual no se conserva ninguna copia— fue realizada en el año 1921 en Hungría, titulada probablemente Muerte de Drácula y dirigida por Károly Lajthay[12]. Sólo ha llegado hasta nosotros el filmbook, y si bien es imposible enunciar el argumento con certeza, temáticamente parece estar basada en la novela de Stoker pero sin bebidas de sangre; al contrario, la película desarrolla el conocido tema del hombre fuerte y dinámico que hipnotiza (literal o figurativamente) a una muchacha pura e inocente[13].

Death of Drakula (1921).

En marzo de 1922 se estrenó en Berlín la película de mayor éxito artístico —lo cual acaso pueda discutirse— nunca realizada inspirada en la novela. Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, dirigida por F. W. Murnau, ha llegado a ser una leyenda. Famosa por su representación de la angst expresionista y de la alienación, esta película muda es sorprendentemente moderna en su utilización del primer plano y del plano secuencia del punto de vista. Fue prácticamente rehecha plano a plano en 1979 por Werner Herzog (Nosferatu: Phantom der Nacht [Nosferatu el vampiro], con Klaus Kinski como protagonista), y llegó a ser el tema de un imaginativo filme (Shadow of the Vampire [La sombra del vampiro], 2000), con John Malkovich haciendo de Murnau y Willem Dafoe de Max Schreck. Nosferatu tiene grandes cambios con respecto a la novela de Stoker. El Conde Drácula es aquí el Graf Orlok. Mina es Ellen; Harker, Hutter; Renfield, Knock; Van Helsing, Bulwer. El resto de los personajes principales ha desaparecido. La acción ocurre en tres lugares: en Transilvania, donde Orlok ve una fotografía de la prometida de Hutter; a bordo de un barco que lleva a Orlok a Alemania, y en Bremen, donde vive Hutter. Es Ellen quien consigue la destrucción del vampiro al ofrecerse a él sólo para atraerle a la aniquiladora luz del sol[14]. Max Schreck es fascinante como vampiro, si bien con un estilo nada elegante ni seductor: Orlok tiene cara de rata, feo, demacrado y horrible, pero irradia poderosa maldad.

F. W. Murnau.

Nosferatu.

Albin Grau (Jofa-Atelier Berlin-Johannistal, 1992).

La sombra del vampiro

(BBC Films, 2000).

Nosferatu gozó de éxito comercial en Europa una vez distribuida la película, pero no así en los Estados Unidos. Florence Stoker, al enterarse de la existencia de la película, se encolerizó, porque el productor no había solicitado la oportuna autorización, y se querelló contra él por infracción de los derechos de autor. En 1925 un tribunal ordenó que todas las copias del filme fuesen destruidas. Sin embargo, para consternación de Florence, continuaron apareciendo copias, y la película ha sobrevivido como una obra maestra del expresionismo alemán.

Si Nosferatu es el filme de mayor éxito artístico basado en Drácula, a la versión hablada que Tod Browning realizó en 1931 para Universal Studios como la piedra angular de sus series clásicas de horror no se le puede negar el título de ser la de mayor éxito, al menos en la creación de indelebles imágenes que cambiaron de modo permanente la visión del público en general acerca del vampiro. Basada más en la obra teatral de Deane/Balderston que en la novela de Stoker (y acusada por muchos críticos de ser una película marcada por sus orígenes escénicos), narra una historia diferente: el viaje a Transilvania lo hace Renfield, y Lucy es aquí un personaje menor. Mina es la hija del doctor Seward, y Jonathan Harker, tan fundamental en la obra de Stoker, queda relegado al decorativo papel de prometido de Mina. La película tiene sus defectos: escenas escasamente desarrolladas; las subhistoria de Lucy es abandonada; el trabajo de adaptación es, a menudo, pobre; los elementos del atrezo están en ocasiones en el sitio equivocado. Prácticamente casi toda la acción tiene lugar en el manicomio de Seward y en la cercana casa de Drácula, y, para nuestra frustración, el choque final entre Van Helsing y Drácula ocurre fuera de la pantalla. Aunque bajo la dirección de Browning lo que sucede en Inglaterra carece por completo del evidente simbolismo y del don especial de Murnau, las extravagantes escenas de Transilvania captan brillantemente la atmósfera del castillo de Drácula, y Browning consigue extraordinarias actuaciones de Bela Lugosi como el estilizado pero apremiante vampiro y de Edward van Sloan como el doctor Van Helsing, que acaso comparte más semejanzas con Drácula de lo que parece.

Tod Browning.

Drácula

(Universal Pictures, 1931).

Drácula (Bela Lugosi) da la bienvenida a su huésped (Dwight Frye).

Drácula (Universal Pictures, 1931)

Aunque el productor Carl Laemmle Jr., de veintitrés años de edad[15], llevó a cabo una larga y pública búsqueda para seleccionar al protagonista, finalmente se decidió por Lugosi, que había hecho el mismo papel en el teatro. Laemmle también eligió a Van Sloan para repetir su rol escénico de Van Helsing. Dwight Frye, todavía poco conocido y que después hizo una carrera como «actor de carácter» (por ejemplo, el pistolero Wilmer de la primera versión filmada de El halcón maltés, en 1931), aparecía aquí como el lunático Renfield, cuyo «retrato» es descrito por un investigador como «el estándar por el cual se miden todos los restantes Renfield cinematográficos»[16]. Una amplísima distribución inicial de la película, constante presencia de la misma en las salas cinematográficas y en la televisión, y un sinfín de licencias de explotación de las imágenes del filme han hecho de este la única versión del tema vista por muchos. Al contrario de los tres grandes actores que han representado a Sherlock Holmes[17], cuyo atractivo es generacional, Bela Lugosi ha quedado fijado en la mente del público como el único Drácula «real».

Edward van Sloan (Van Helsing) y Bela Lugosi (Drácula).

Drácula (Universal Pictures, 1931 ).

Fotografía publicitaria de Bela Lugosi (Drácula).

Drácula (Universal Pictures, 1931).

Fotografía de Bela Lugosi.

Curiosamente, en 1931 Universal Pictures produjo otra versión de Drácula utilizando los mismos escenarios que Browning (y filmando por la noche): una en español, con actores por completo distintos, y un guión de alguna forma diferente[18], el cual tiene realmente algunas mejoras. Las escenas del barco están más desarrolladas (se ve a Drácula atacando a los tripulantes mientras Renfield lo observa), y a la llegada al puerto, uno de los que está presenciando la arribada de la nave declara que el capitán debió de morir de miedo. Lucy y Mina (aquí llamada Eva) son mucho más seductoras, y su atracción por Drácula es claramente sexual. Van Helsing revela que la familia de Drácula desapareció hace más de cinco siglos. Y también, al contrario que en la versión de Browning, aquí se descubre el destino final de Lucy, cuando Van Helsing y Jonathan Harker aparecen volviendo del cementerio después de haberle clavado la estaca de madera. Cuando Drácula sufre la misma suerte, emite un audible gemido: ¡aquí no hay una repentina desintegración en polvo! Eva comenta que el rostro de Drácula era digno de mirar cuando el Conde vio la luz del sol. La película constituye un fascinante contraste con la versión de Browning. Universal Pictures ha dado ambas al público en un único DVD.

Drácula.

(Versión en lengua española; Universal Pictures, 1931).

Ha habido otros notables intentos de realizar filmes inspirados en la novela de Stoker. El turco Dracula Istanbul’da, de 1953, dirigido por Mehmet Multar, fue el primero en mostrar a Drácula trepando boca abajo por el muro de su castillo, y sugiere una relación con Vlad el Empalador. La acción ocurre en la Estambul moderna, y el guión está basado en la novela de Ali Riza Seyfi, de 1928, The Impaling Voivode, «inspirada» a su vez en la obra de Stoker, y presenta a un vampiro elegante, calvo y con colmillos juguetones.

Atif Kaptan (Drácula).

Dracula Istanbul’da (And Film, 1953).

Drácula (también conocido como Horror of Dracula), de 1958, fue el primero de una serie de filmes de vampiros producidos por Britain’s Hammer Films. Christopher Lee es Drácula y Peter Cushing es Van Helsing; aquí el mentor del cazador de vampiros es Jonathan Harker. La película debe mucho a la obra teatral de Deane/Balderston, y sitúa la historia en una innominada aldea, cerca de un misterioso castillo. Renfield no aparece en esta versión; Arthur Holmwood está casado con Mina; Lucy es hermana de Mina; el doctor Seward es un personaje menor, el médico de la familia Holmwood. Están intactos los elementos fundamentales de sexualidad, violencia y horror. El Van Helsing de Cushing es un modelo de racionalidad (un precursor en cierto modo, del Sherlock Holmes de la película de Hammer Films, de 1959, The Hound of the Baskervilles). Christopher Lee es un refinado, elegante y amenazador malvado. Él y Peter Cushing aparecieron repetidamente en sus respectivos papeles a lo largo de los años, hasta que Lee se rebeló, quejándose en una entrevista de que la novela original de Stoker había casi desaparecido de las películas, lo que las hacía «progresivamente menos y menos interesantes»[19].

Drácula [Horror of Dracula]

(Hammer Film Productions, 1958).

Lee representó de nuevo a Drácula en la producción española El Conde Drácula (1970), dirigida por Jesús Franco. Incluyendo a Herbert Lom como Van Helsing y a Klaus Kinski como Renfield (Kinski también hizo de Graf Orlok en Nosferatu de 1979), la película empieza bien, siguiendo muy de cerca lo que la novela de Stoker narra acerca del encuentro de Harker con Drácula. Sin embargo, después cae rápidamente en la banalidad, y excepto por la caracterización de Lee como un Drácula más viejo y por el brillante Kinski, el filme es, en gran medida, digno del olvido. En una entrevista de 1993, Lee se lamentaba de que la película había contado con un presupuesto tan ajustado que él y Lom nunca actuaron juntos en ninguna escena, y dijo: «Si vas a hacer un filme de esa manera…, bueno, no puedes salvarlo»[20].

Dos producciones televisivas de los años setenta son dignas de mención: Drácula, de Dan Curtis, hecha en 1973 para Universal Pictures, y Count Dracula, de 1978, de la BBC. El guión de la primera es de Richard Matheson, autor (1954) de la novela de vampiros Soy leyenda[21], quien utilizó la narración de Stoker de manera original. Curtis, creador de la única soap opera de tema vampiresco, Dark Shadows[22], hizo una película que se apoya fuertemente en las investigaciones de McNally y Florescu, que relacionan a Drácula con Vlad el Empalador. Drácula, representado por Jack Palance, ve una fotografía de Mina en un periódico y piensa que es la reencarnación de su mujer mortal, fallecida mucho tiempo atrás. El Drácula de Palance es un monstruo cuando algo se le opone; si no es así, es como una atrayente, casi simpática, víctima de su vampirismo.

Louis Jourdan (Drácula).

Count Dracula (BBC, 1977).

Frank Langella (Drácula).

Drácula (Universal Pictures, 1979).

La producción de la BBC, dirigida por Philip Saville, también transmite una imagen simpática del Conde, en gran medida como resultado del retrato que de él hace Louis Jourdan como un trágico héroe romántico. El filme aminora la sangre y la violencia, y enfatiza la soledad y el dolor de Drácula. Única entre las más importante producciones, es fiel a la novela de Stoker; incluye a todos los personajes principales e incluso las escenas de Whitby están filmadas allí. Recibió gran aplauso de la crítica, y la evocación que Jourdan hace del Conde sentó el precedente para dos fundamentales películas que vinieron después.

Drácula (1979), de John Badham, es esencialmente una versión filmada de la obra teatral de Deane/Balderston interpretada por Frank Langella en Broadway en el año 1977. Badham también optó por disminuir el horror. Puso énfasis en los elementos románticos y se centró en la falta de teatralidad y de humor. El vampiro de Langella es una criatura que se enamora, pero que nunca encuentra la felicidad; no se trata únicamente de que no puede consumar su amor, sino que sobrevive a sus compañeros y estará solo para siempre.

La producción de Francis Ford Coppola de Drácula, de Bram Stoker (1992; un título mal elegido para un guión tan alejado de la novela de Stoker) era sumamente ambiciosa. No solamente incluía un reparto repleto de figuras estelares (Gary Oldman, Drácula; Anthony Hopkins, Van Helsing; Winona Ryder, Mina Harker; Keanu Reeves, Jonathan Harker; y el cantautor y actor ocasional Tom Waits como Renfield), sino que además contaba con un enorme presupuesto, tenía fantásticos decorados y vestimenta y una música extraordinaria. Aunque esta película consiguió tres Oscars, el guión es un batiburrillo de la perspectiva histórica de McNally-Florescu, la reencarnación, una rampante sexualidad y el definitivo poder redentor del amor. Un critico comparó este filme con La bella y la bestia, en que el amor transforma al monstruo —Drácula— en un atractivo príncipe. Aquí, sin embargo, el monstruo es finalmente destruido por su propio amor[23].

Drácula, de Bram Stoker

(American Zoetrope, 1992).

Ilustrativo de la fuerza del personaje —aunque con escasa relación con la novela de Stoker— es el filme Van Helsing (2004), con el papel estelar de Hugh Jackman representando al personaje que da título a la película. Aquí Van Helsing trabaja para una agencia relacionada con el Vaticano y que se ocupa de lo sobrenatural; con la ayuda de una princesa transilvana (la actriz Kate Beckinsale, que ha hecho una minicarrera como mujer vampiro/cazadora de vampiros), debe luchar no sólo contra Drácula, sino también contra las novias de este, el monstruo de Frankenstein y el monstruo de la Universal Pictures conocido como el Hombre Lobo, así como contra el jorobado Igor, un personaje del Frankenstein de la Universal. La película es estúpida pero divertida, y una oportunidad para que Richard Roxburgh (el Sherlock Holmes, en 2002, de una producción de la BBC acogida con escaso interés, de The Hound of the Baskervilles) llegue a ser el über malvado.

Van Helsing

(Carpathian Pictures, 2004).

Desde luego no todas las representaciones fílmicas de Drácula han sido serias. En 1948, los protagonistas de Abbott y Costello contra los fantasmas se encuentran también con el Conde Drácula (Bela Lugosi) y el Hombre Lobo (Lon Chaney Jr.) en una torpe pero divertida explotación de las características del horror de Universal Pictures. Más seriamente (bien, más seriamente divertida) es Amor al primer mordisco (1979), que trata de las aventuras de Drácula en Nueva York después de haber sido expulsado de su castillo de Transilvania por los burócratas rumanos. Hay numerosas referencias paródicas a la novela de Stoker; Susan Saint James es encantadora como la actriz de quien se enamora Drácula, y Arte Johnson hace de Dwight Frye, un equivalente de Renfield, leal servidor de Drácula y comedor de insectos.

Bela Lugosi (Drácula) y Lou Costello (haciendo de sí mismo) en Abbott y Costello contra los fantasmas

(Universal Pictures, 1948).

George Hamilton (Drácula) y Susan Saint James (Cindy Sondheim, su próxima desposada), Amor al primer mordisco

(Melvin Simon Productions, 1979).

Leslie Nielsen, después de reinventarse a sí mismo como actor cómico en la serie Drácula: Naked Gun, hizo el papel de Drácula en la película de Mel Brooks titulada Drácula: muerto pero feliz {1995), predecible y deliciosamente disparatada. Es un filme en que sorprende su fidelidad a ciertos elementos de la obra teatral de Deane/Balderston, a las primeras películas anteriores y a la novela de Stoker; por lo demás, presenta a Mel Brooks como una versión judía de Van Helsing; Harvey Korman es un doctor Seward más viejo, y Peter MacNicol un divertido —a su manera— Renfield. El filme está salpicado de diálogos como el siguiente, que ocurre cuando Van Helsing le dice a Harker (Steven Weber) que tiene que clavar una estaca en el cuerpo de Lucy:

HARKER: Oh, esto es espantoso. ¿No hay otra forma?

VAN HELSING: Bueno, podemos cortarle la cabeza, llenarle la boca con ajo y arrancarle las orejas.

HARKER: Deme la estaca. No. No puedo hacerlo… hágalo usted.

VAN HELSING: Debe ser hecho por alguien que la amó en vida.

HARKER: Pero a mí sólo me gustaba.

VAN HELSING: Es bastante parecido.

O este comentario de Drácula (con el fuerte acento estilo Lugosi), cuando un murciélago deja caer sus excrementos sobre la escalinata:

«Los hijos de la noche… ¡qué guarros son!».

Hay que ver esta película para creerla[24].

Leslie Nielsen (Drácula).

Drácula: muerto pero feliz (Brooksfilms Ltd., 1995).

El director Jan de Bont (Speed, Twister, Lara Croft. Tomb Raider: La cuna de la vida) parece haber obtenido los derechos de los herederos de Stoker para hacer un nuevo filme con el título provisional de The Un-Dead. Elizabeth Miller, en correspondencia personal con quien esto escribe, me informa de que en el guión original la historia ocurre treinta años después de los sucesos de la novela; se planea también un libro descrito como una secuela del de Stoker. Sin embargo, la filmación correspondiente no ha comenzado todavía. Un muy promocionado guión original, Sherlock Holmes and the Vengeance of Dracula, se dice que vendido en 1999 a Columbia Pictures, murió trágicamente, a lo que parece, junto con su autor, Michael Valle, en 2001; el «infierno de los guiones no materializados» es un lugar especial poblado por muchos seres además de los vampiros. Sin embargo, es seguro que Drácula volverá pronto a la pantalla de una forma u otra. Con palabras del crítico cinematográfico James Craig Holte, «es difícil, después de todo, matar al no muerto»[25].

Jóvenes ocultos, con Kiefer Sutherland como protagonista en el papel de David

(Warner Bros. Pictures, 1987).