Todos los hechos, personajes y diálogos de este libro son mera ficción. Las semejanzas con personas vivas y/o con sus reacciones, con empresas, instituciones etc. son casuales, incluso por el hecho de que, en circunstancias parecidas de la vida real, no es posible excluir por completo que los personajes de la trama no actuasen de forma diferente. El autor quiere hacer constar que Sigmar Gabriel y Renate Künast no han hablado en la realidad con Adolf Hitler.