Pocos meses después, Joliffe, Jason y yo partimos para Inglaterra. Yo estaba encinta y quería que mi hijo naciera allí. También tenía que pensar en la escuela de Jason.
El día que llegamos a Roland’s Croft fue maravilloso.
La señora Couch nos esperaba en la puerta, más gorda de lo que yo la recordaba, las mejillas encendidas, un leve brillo de lágrimas en sus ojos.
—Al fin de vuelta al hogar, joven Jane —dijo—. Pero supongo que tendré que llamarla ahora «señora» —sus ojos pasaron de Joliffe a Jason y después a mí… estudiándonos de manera significativa, comprendiendo que yo estaba como ella decía «en estado de esperanza».
—Ya era hora —dijo—. Ahora la casa volverá a ser un hogar.
FIN