Prólogo por Isaac Asimov

En la edición de 1934 de Wonder Stories apareció un cuento titulado «Una odisea marciana», primer título publicado de su autor, Stanley G. Weinbaum.

En la época en que apareció el relato, Wonder no era la revista de ciencia-ficción más destacada. En mi opinión, era la tercera en un campo de tres. Oculta en esta oscura revista, Una odisea marciana tuvo en el género el efecto de una granada rompedora. Con este único cuento, Weinbaum fue reconocido de inmediato como el mejor escritor de ciencia-ficción del mundo y, al punto, casi todos los escritores del género intentaron imitarle.

En 1970, los escritores de ciencia-ficción de Estados Unidos eligieron por votación los mejores cuentos de ciencia-ficción de todas las épocas, Entre los favoritos, destacó como el más antiguo Una odisea marciana. Fue el primer cuento de ciencia-ficción, publicado en una revista, capaz de resistir, una generación más tarde, el escrutinio crítico de los profesionales. Aún más: acabó conquistando el segundo lugar.

Ahora bien, ¿qué era lo más característico de los cuentos de Weinbaum? ¿Qué era lo que más fascinaba a los lectores? La respuesta es fácil: sus criaturas extraterrestres.

Desde luego, en la ciencia-ficción había habido criaturas extraterrestres mucho antes de aparecer Weinbaum. Incluso si nos limitamos a las revistas de ciencia-ficción, eran un lugar común. Pero antes de la época de Weinbaum eran caricaturas, sombras, burlas de la vida.

Los extraterrestres anteriores a Weinbaum, humanoides o monstruos, servían sólo para dar relieve al héroe, para servir como una amenaza o un medio de rescate, para ser buenos o malos en términos estrictamente humanos, pero nunca para ser algo por sí mismos, independientes del género humano. Weinbaum fue el primero que creó extraterrestres que tenían sus propias razones para existir.

El 14 de diciembre de 1935, a la edad de 33 años, año y medio después de la publicación de su primera historia, Weinbaum murió de cáncer y todo terminó. Al morir, había publicado doce cuentos; once más aparecieron a título póstumo. Sin embargo, incluso sin la ventaja de decenios de trabajo y desarrollo, su presencia perdura en el recuerdo de los aficionados.

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Otro prólogo

Este cuento asombró a los lectores de ciencia-ficción cuando apareció por primera vez en 1934. Introdujo, en un campo que estaba demasiado plagado de prosa y de personajes melancólicos, esta historia deslumbrante del inolvidable marciano Tweel y de una serie de extraños seres. Weinbaum demostró que la ciencia-ficción podía ser divertida, y lo demostró tan bien que cuando los escritores de ciencia-ficción de Norteamérica en 1968 eligieron el mejor cuento corto del género de todos los tiempos, Una odisea marciana quedó en segundo lugar, detrás del clásico Nightfall, de Isaac Asimov.

Lamentablemente, Weinbaum tuvo muy pocas oportunidades de continuar su brillante carrera después de ésta, la primera de sus obras publicadas. Un año después fallecía, a los tempranos treinta y cinco años de edad.

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