OMO hay personas que no saben leer un libro sin aplicar los caracteres viciosos o ridículos que en él se censuran a personas determinadas, declaro a estos maliciosos lectores que harán mal y se engañarán mucho en hacer la aplicación a ningún individuo en particular de los retratos que encontrarán en esta obra. Protesto al público que solamente me he propuesto representar la vida del común de los hombres tal cual es, y no permita Dios que jamás sea mi ánimo señalar a ninguno con el dedo. Si hubiere alguno que crea se ha dicho por él lo que puede convenir a tantos otros, le aconsejo que callo y no se queje, porque de otra manera él mismo se dará a conocer fuera de tiempo. Stulté nudabit animi conscientiam, dice Fedro.
No menos en Francia que en España se hallan médicos cuyo método de curar no es otro que sangrar sobradamente a sus enfermos. Los vicios y los originales ridículos son de todas las naciones. Confieso que no siempre describí exactamente las costumbres españolas. Por ejemplo: los que saben cómo viven en Madrid los comediantes, quizá me notarán de haberlos pintado con colores demasiadamente mitigados; pero creí deber hacerlo así *** NO HAY *** fuesen algo más parecidos a los nuestros.