La versión en llamas del Upper West Side

27 de octubre de 2012

Los neoyorquinos con buen olfato saben que donde hay humo, hay fuego. Como a esta hora la mayoría de los lectores ya habrá oído, el conocido edificio Breviary, en el refinado Morningside Heights de Manhattan, se consumió en llamas la pasada noche. Dieciocho residentes, con la ayuda de los valientes bomberos de Nueva York, escaparon de un gravísimo incendio. Trágicamente, otros treinta y cuatro decidieron encerrarse en sus apartamentos, donde la ayuda no pudo llegar y fueron consumidos por el fuego. Aunque los ángeles deben de haber estado observando, porque ni un solo policía o bombero resultó herido.

El jefe de bomberos, Warren Otis, hizo una breve declaración esta mañana: «Investigaciones preliminares indican que fue un incendio provocado, con más de un punto de origen y más de una clase de elementos incendiarios. Básicamente, encontramos restos de gasolina en el sótano, quitaesmalte desperdigado por toda la alfombra del vestíbulo, combustible de encendedores y hornos rellenos de periódicos en la mayoría de los apartamentos».

Cuando se le preguntó si los residentes habían participado en alguna clase de suicidio masivo como el de Jonestown, se negó a hacer declaraciones.

El edificio era, hasta hace poco, una propiedad privada de sus ocupantes de sangre azul, cuya edad media era de ochenta y cinco años. Muchos estaban emparentados entre sí y practicaban un culto llamado naturalismo caótico. La pseudorreligión predecía un montón de crueles hechos, como la muerte de la humanidad y un regreso a la edad de las bestias. Según se comenta, sus misas tenían lugar los lunes por la noche, en forma de cóctel, en la que bebían sangre de un animal sacrificado. Con el paso de los años, este ritual resultó ser, aparentemente, demasiado pesado y, en vez de eso, fue sustituido por beber en exceso y por una rara delicia africana: hormigas cubiertas de chocolate.

Los ocupantes eran conocidos por su imprevisible comportamiento, como disparar pistolas desde la azotea, robar a sus empleados de la limpieza y hacer gestos obscenos a los peatones.

De acuerdo con el gusto sensiblero de la ciudad, habrá un minuto de silencio en Nueva York, al mediodía de hoy, en honor a las víctimas, al igual que un servicio conmemorativo en San Juan el Divino. Los foráneos a quienes sobre tiempo, podrán también, si quieren, añadir sus flores al macizo de dos metros de gipsófilas y hortensias situado enfrente de la estructura quemada.

Después de que la comisaría número veintiséis termine su investigación, se programará la demolición del edificio. En una nueva investigación, resultó que los residentes del Breviary habían vendido, recientemente, sus participaciones del edificio a la residencia de estudiantes de la universidad de Columbia para pagar sus impuestos. Hace varios meses, recibieron unas cartas de la universidad y de la autoridad de viviendas de la ciudad, pidiéndoles el desalojo para verano por causas de salud pública, lo que algunos reporteros creen que desató el suicidio en masa.

Esta investigación está en curso. Vaya a la página 5 para los relatos de testigos oculares.

New York Post