III

Cuando mi madre se fue con Madge al sur de Francia después de la muerte de mi padre, quedé sola en Ashfield durante tres semanas bajo la mirada serena de Jane. Entonces descubrí un nuevo deporte y nuevas amigas.

Patinar por el muelle era un pasatiempo muy en boga. El suelo era muy áspero y las caídas frecuentes, pero era una gran diversión. Al fondo del muelle había una especie de sala de conciertos que no se usaba en invierno y servía en cambio de pista cubierta. Se podía patinar también en lo que se llamaba pomposamente las Salas de la Asamblea o los Salones de Baño, donde se celebraban los bailes importantes. Aunque era de menos categoría, la mayoría prefería el muelle. Cada cual llevaba sus propios patines, se pagaban dos peniques de entrada y a patinar se ha dicho. Las Huxley no venían conmigo porque se pasaban las mañanas con la institutriz, igual que Audrey. Me encontraba a menudo, en cambio, con las Lucy. Aunque eran mayores, se mostraban muy amables conmigo, sabiendo que estaba sola en Ashfield porque el doctor había prescrito a mi madre una temporada en el extranjero para cambiar de aires y descansar.