VEINTICUATRO HORAS DESPUÉS VIC, WAYNE Y HOOPER VOLVIERON en coche al lago Winnipesaukee. Llovió todo el día, un fuerte chaparrón de verano que aporreaba el asfalto y obligaba a Vic a conducir a menos de ochenta kilómetros por hora.
Ya había cruzado la frontera interestatal con New Hampshire cuando se dio cuenta de que se le había olvidado ir a la farmacia a por más Abilify.
Tuvo que hacer uso de toda su capacidad de concentración para ver la carretera y no salirse del carril. Pero incluso si hubiera estado mirando por el espejo retrovisor no habría identificado el coche que la seguía a doscientos metros de distancia. De noche los faros se parecen mucho los unos a los otros.