Como arde el alción,

centellea la libélula

Como arde el alción, centellea la libélula;

como arrojadas desde el brocal de profundos pozos

retumban las piedras, cada cuerda pulsada canta estremecida,

cada campana al oscilar halla en su vuelo la manera

de proclamar su nombre lejos. Cada mortal hace una cosa, una y la misma,

muestra el ser que en su interior habita;

se anuncia, se busca, se descifra y dice esto soy,

proclama: lo que hago soy: a eso vine.

Digo más: el justo obra en justicia

cumple su gracia: sus pasos son gracias cumplidas.

Se cumple a los ojos de Dios lo que a los ojos de Dios es

Cristo, y Cristo juega en diez mil circunstancias,

con amables proporciones y agradable a los ajenos ojos

del Padre a través de las facciones de los hombres.

GERARD MANLEY HOPKINS