- Los buenos -
Si has disfrutado de este libro, entonces el mérito es en gran parte de mi editora, Jennifer Brehl, de William Morrow, quien me hizo ver la historia dentro de la historia. Si te ha decepcionado, la culpa es solo mía.
Gabriel Rodríguez es uno de mis hermanos. Quiero expresarle mi cariño y mi agradecimiento por su amistad y por su clarividencia. Cuando estoy perdido siempre puedo contar con Gabriel para que me dibuje un mapa.
Empecé a trabajar en esta historia en el verano de 2009, en el garaje de mi amigo Ken Schleicher. Ken estaba arreglando su moto de 1978 modelo Triumph Bonneville y me reclutó como ayudante. Pasamos unas veladas muy agradables que me dieron ganas de escribir sobre motos. Gracias al clan de los Schleicher por abrirme su casa y su garaje.
Terminé de trabajar en esta historia cuando mi madre la leyó y me dijo que le gustaba y también que el último capítulo no funcionaba. Como de costumbre, tenía razón. Tiré las últimas quince páginas y escribí algo mejor. Tabitha King es una pensadora creativa de primer orden y me enseñó a amar las palabras, a buscar sus significados secretos y a estar atento a sus historias particulares. Pero sobre todo su ejemplo me enseñó cómo ser padre: a escuchar más que a hablar, a convertir las obligaciones en juego (o en meditación), a cortarles las uñas a los niños cuando lo necesitan.
Mientras escribía el libro fui a dar una vuelta en moto con mi padre. Él llevó su Harley y yo mi Triumph. Me dijo que le gustaba mi moto, aunque el motor le recordaba a una máquina de coser. Así son los que montan Harleys. Fue una experiencia estupenda, seguir a mi padre por carreteras secundarias con el sol en la espalda. Supongo que llevo toda mi vida circulando por carreteras secundarias y no lo lamento.
Este libro fue objeto de una cuidada revisión por parte de dos —a falta de una— correctoras. Maureen Sudgen, que con su gran talento me ha mantenido en el buen camino en tres novelas ya, y mi amiga Liberty Hardy, de RiverRun Books, quien saltó sobre mis equivocaciones igual que un gato sobre un ovillo de lana. Liana Faughnan se unió en el último momento para asegurarse de que la secuencia narrativa era correcta. Sospecho que el libro continúa plagado de errores, pero eso demuestra que solo es posible ayudar a otra persona hasta cierto punto.
Mi cariño y gratitud al excelente equipo de William Morrow que tanto se esfuerza por darme una buena imagen: Liate Stehlik, Lynn Grady, Tavia Kowalchuk, Jamie Kerner, Lorie Young, Rachel Meyers, Mary Schuck, Ben Bruton y E. M. Krump. También a la gente de Gollancz: Jon Weir, Charlie Panayiotou y Mark Stay. Gracias en especial a mi editora inglesa y amiga Gillian Redfearn. No existe mujer más animosa y disciplinada.
No sé cuántas veces se leyó este libro mi agente, Mickey Choate, pero cada vez me ofrecía sugerencias, ideas y me daba nuevos ánimos. Gracias a él este libro es mucho mejor de lo que podría haber sido.
¿Sabéis quién es increíble? Kate Mulgrew, por grabar la versión en audiolibro. Me encantó su lectura de mi cuento «By the Silver Waters of Lake Champlain» y no puedo decir cuánto le agradezco que haya repetido la experiencia con esta historia, mucho más larga, sobre infancia, fantasía y pérdida.
Twitter es como una colmena rebosante de ideas, discusiones y pasión por las tecnologías, y estoy agradecido a todas las personas que han intercambiado algún tweet conmigo. Twitter es, a su manera, un paisaje interior, y uno de los buenos.
Gracias a todos los que se han leído este libro, lo han descargado o lo han escuchado en su versión audio. De verdad espero que les haya gustado. Qué subidón —qué regalo— poder ganarme la vida haciendo esto. No quiero dejar de hacerlo nunca.
Abrazos, besos y gratitud a montones a Christina Terry, que fue mi principal lectora en las últimas fases del libro y que se aseguró de que hacía algo con mi vida aparte de trabajar. Gracias por cuidar de mí, señora Terry.
Gracias también a Andy y Kerri Singh, Shane Leonard y Janice Grant, Israel y Kathryn Skelton, Chris Ryall, Ted Adams, Jason Ciaramella y a sus chicos, Meaghan y Denise MacGlashing, el clan de los Bosa, Gail Simone, Neil Gaiman, Owen King, Kelly Braffet, Zelda y Naomi. A Leanora, mi cariño y mi reconocimiento.
Tengo mucha suerte de ser el padre de Ethan, Aidan y Ryan King, las personas más divertidas e imaginativas que conozco. Vuestro padre os quiere.
- Los malos -
Aquellos que se limitan a leer por encima —o a saltarse directamente— los agradecimientos. Por favor, pónganse en contacto con la dirección para que les envíen un pase gratuito a Christmasland.