Llega a California desde Boston para estudiar historia local. Cree que Los Angeles y el resto de California son un paraíso terrenal poblado por dulces misioneros e ingenuos indios, y se asombra muchísimo al descubrir que nada de aquello es cierto y que, por el contrario, hay pocos misioneros, pocos indios y muchos inmigrantes que han hecho ley de su revólver. En «Cuando El Coyote avisa» y «Cuando el Coyote castiga», John Quincy Wrey Brutton se transforma, de apacible historiador, en hombre belicoso, muy diferente del que salió de Boston.