ACTO V

¡Ah, de haber sabido que era así tan fácil de atrapar,

cuánto lo habría hecho mimarme, insistir, buscar

y esperar la estación propicia, y observar sus idas y venidas,

y derrochar su pródigo ingenio en estériles rimas,

y al servicio de mis órdenes lo pondría a toda hora

y lo haría sentirse orgulloso de ser digno de mis bromas!

De tal modo anularía yo su poderío

que él sería mi bufón, y yo sería su destino.

SHAKESPEARE,

Trabajos de amor perdidos,

acto V, escena II (Rosalina)