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35 BUJÍAS

Sí. Cuando quiera yo

la soltaré. Está presa

aquí arriba, invisible.

Yo la veo en su claro

castillo de cristal, y la vigilan

—cien mil lanzas— los rayos

—cien mil rayos— del sol. Pero de noche,

cerradas las ventanas

para que no la vean

—guiñadoras espías— las estrellas,

la soltaré. (Apretar un botón.)

Caerá todo de arriba

a besarme, a envolverme

de bendición, de claro, de amor, pura.

En el cuarto ella y yo no más, amantes

eternos, ella mi iluminadora

musa dócil, en contra

de secretos en masa de la noche

—afuera—

descifraremos formas leves, signos,

perseguidos en mares de blancura

por mí, por ella, artificial princesa,

amada eléctrica.