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LA DIFÍCIL

En los extremos estás

de ti, por ellos te busco.

Amarte: ¡qué ir y venir

a ti misma de ti misma!

Para dar contigo, cerca,

¡qué lejos habrá que ir!

Amor: distancias, vaivén

sin parar.

En medio del camino, nada.

No, tu voz no, tu silencio.

Redondo, terso, sin quiebra,

como aire, las preguntas

apenas le rizan,

como piedras, las preguntas

en el fondo se las guarda.

Superficie del silencio

y yo mirándome en ella.

Nada, tu silencio, sí.

O todo tu grito, sí.

Afilado en el callar,

acero, rayo, saeta,

rasgador, desgarrador,

¡qué exactitud repentina

rompiendo al mundo la entraña,

y el fondo del mundo arriba,

donde él llega, fugacísimo!

Todo, sí, tu grito, sí.

Pero tu voz no la quiero.