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DOMINIO

Con tu palabra última

—adiós—

anoche encadenaste

la noche a tu silencio.

Aunque el rayo de sol

en los ojos me hiera

con su ciega evidencia,

la noche limpia y pura

tal como noche era

en tu silencio se conserva,

Y no se irá a su nada,

secreta, ultraterrena,

hasta que tú con la primer palabra

de tus labios de hoy

—adiós— crees el día.