PASAJERO APRESURADO
Ciudad, ¿te he visto o no?
La noche era una prisa
por salir de la noche.
Tú al paso me ofreciste
gracias vagas, en vano.
Aquella catedral
que disparaba piedras
a la niebla… No sé
qué agua turbia, raptora
de luces a los puentes.
Inaccesibles entre
su guardia de cristales
perla, flor o pintura,
corazón de las tiendas.
Y hubo una pantorrilla
tersa en la media fina,
cuando el asfalto ofrece
sucio azogue a las nubes.