4

VOCACIÓN

Abrir los ojos. Y ver

sin falta ni sobra, a colmo

en la luz clara del día,

perfecto el mundo, completo.

Secretas medidas rigen

gracias sueltas, abandonos

fingidos, la nube aquella,

el pájaro volador,

la fuente, el tiemblo del chopo.

Está bien, mayo, sazón.

Todo en el fiel. Pero yo…

Tú, de sobra. A mirar,

y nada más que a mirar

la belleza rematada

que ya no te necesita.

Cerrar los ojos. Y ver

incompleto, tembloroso,

de será o de no será,

—masas torpes, planos sordos—

sin luz, sin gracia, sin orden

un mundo sin acabar,

necesitado, llamándome

a mí, o a ti o a cualquiera

que ponga lo que le falta,

que le dé la perfección.

En aquella tarde clara,

en aquel mundo sin tacha,

escogí:

el otro.

Cerré los ojos.