39

Ellos. ¿Los ves, di, los sientes?

Están hechos de nosotros;

nosotros son, pero más.

Al pasar

frente a espejos no los vemos.

Al mirarnos,

en mis ojos, en tus ojos,

ya se los empieza a ver:

ellos

somos nosotros queriéndonos,

queriendo tu más, mi más.

Lo que fuimos, lo que somos,

¡qué empezar torpe, tan solo,

qué tanteo entre tinieblas,

hacia lo que ellos serán!

¿Cómo vamos a querer

vivir más en lo que éramos?

Vivir es vivirse en ellos.

Y aunque entreguemos al mundo

y a los días y a los ojos

esas imágenes viejas,

usadas, de ti y de mí

—lo que somos—,

nosotros vamos, arriba,

hechos ellos, por lo alto,

flotando en el paraíso

de lo que anhelamos ser.

Y hay que hacer todo por ellos.

Fatígate, si te pide

su descanso tu fatiga.

No les rompas su mañana,

que es de cristal de esperar.

No les digas: «no». Tu «no»

te mataría, en su pecho.

¡Que se salven!

Y si el precio es una vida

que se parece a la nuestra,

tú no te equivoques nunca:

la nuestra es la de ellos, ya.