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Entre el trino del pájaro

y el son grave del agua.

El trino se tenía

en la frágil garganta;

la garganta en un bulto

de plumas, en la rama;

y la rama en el aire,

y el aire, en cielo, en nada.

El agua iba rompiéndose

entre piedras. Quebrado

su fluir misterioso

en los guijos, clavada

a su lecho, apoyada

en la tierra, tocándola

lloraba

de tener que tocarla.

Tú vacilaste: era

la luz de la mañana.

Y yo, entre los dos cantos,

tu elección aguardaba.

¿Qué irías a escoger,

entre el trino del pájaro,

fugitivo capricho

—escaparse, volarse—,

o los destinos fieles,

hacia su mar, del agua?